La rabia y la tristeza nos invaden

La población riojana de Lardero, y con ella todo el país, estamos conmocionados y consternados por el asesinato de Álex, un niño de nueve años, a manos de un hombre que se lo llevó del parque infantil donde jugaba con engaños para matarlo a sangre fría. No hay palabras que puedan expresar tanto dolor. Ni tanta rabia. Rabia por pensar que este crimen se podría haber evitado, pues la policía había recibido los avisos de varios padres que en las últimas semanas habían alertado de que un hombre merodeaba a los grupos de niñas que jugaban en el parque e incluso había intentado llevarse al menos a una de ellas a su casa «para ver unos pajaritos muy bonitos». Sí, algo ha fallado. Es una dura realidad constatar que los años de cárcel no han servido para reinsertar a un individuo que estaba en libertad condicional desde abril de 2020 y que cumple su condena en 2023 por el asesinato y agresión sexual a una joven agente inmobiliaria en 1998 y que ya había sido sentenciado en 1993 por otra agresión sexual. Sí, habrá que revisar el sistema. Aunque nada puede evitar que uno de esos monstruos que viven agazapados entre nosotros actúe con toda su maldad y su vileza para arrebatarnos lo más preciado que tenemos, la vida y la libertad de nuestros niños. Sí, hoy no es un buen día. La rabia y la tristeza lo invaden todo.