La renovación municipal augura inestabilidad

Algunos han ido a ocupar el poder municipal, lo que no augura estabilidad

19 mayo 2017 22:33 | Actualizado a 22 mayo 2017 17:59
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El aire renovador ha entrado en los municipios españoles, tras el 13-J en que se constituyeron. Esta renovación será sin duda saludable para muchos municipios en que los gobiernos locales casi se habían enquistado, y además dejan un legado en no pocos casos bastante triste, por las deudas y por el aferramiento al cargo de los anteriores ediles.

Es bueno que quienes entran nuevos en la gobernación de la ciudad tengan ilusión y transmitan ilusión a la ciudadanía. Los nuevos municipios han sido producto de pactos, unos en busca de un modelo de ciudad, otros en alcanzar cotas de poder y otros para eliminar al PP del Ayuntamiento.

¿Cómo va a gestionar Podemos que ha apoyado a muchos gobiernos locales socialistas e independentistas radicales (Pamplona con un alcalde de EH Bildu)? ¿Y Ciudadanos?.

En los cuatro ayuntamientos más importantes de España se ha impuesto Podemos o plataformas de izquierdas: Madrid, Barcelona, Valencia y Zaragoza. Es un dato importante, porque son gobiernos que deberán gestionar su endeudamiento y su austeridad. De momento, ha gustado mucho que Manuela Carmena, nueva alcaldesa de Madrid, haya prometido fidelidad a la Constitución y al Rey, con el aplauso desde el público de un sonriente Pablo Iglesias ¿Se ha vuelto institucional?

Los ayuntamientos hasta ahora habían sido gestionados con presupuestos austeros, cumpliendo con el principio de estabilidad presupuestaria. No parece que ahora vaya a ser así. Habrá que poner en marcha políticas sociales sin tener dinero, y para ello deberán recurrir al endeudamiento en una España ya muy endeudada, tanto que alcanza el nivel de su Producto Interior Bruto.

En cuanto a los pactos, destacar que se han formalizado tripartitos de izquierdas en muchos ayuntamientos españoles, con Podemos, PSOE y coaliciones locales y nacionalistas, como en los casos de Barcelona, Palma de Mallorca, Valencia, Santiago de Compostela y muchos otros. De ahí se deriva que el PSOE no tiene límites en sus pactos, y pacta con cualquiera, incluso con independentistas tipo ERC, BNGA y Compromís. La única línea roja es EH Bildu, por exigencias de la política del PSOE en Madrid.

Ciudadanos se ha visto abocado al pacto con dos líneas claramente marcadas: la lucha contra la corrupción del PP (Madrid) y del PSOE (Andalucía) y rechazar pactos con formaciones nacionalistas e independentistas (como Barcelona y Valencia). Esto es importante para erradicar la corrupción en España, aunque mucho nos tememos que la corrupción en el PP de Madrid y en el PSOE de Andalucía es casi endémica en ambos partidos en los lugares citados. Pero esto es insuficiente para un partido, pues si quiere durar debe tener músculo político y Ciudadanos no ha demostrado que lo tenga. Es la gran asignatura pendiente en ese partido.

En Barcelona, Ada Colau ya ha dicho «ir despacio», pues los problemas no se resuelven de la noche a la mañana, aviso de la complejidad del gobierno de una ciudad de casi dos millones de habitantes. En los ayuntamientos grandes se ha visto un nuevo look en la vestimenta: sin corbata y sin traje, aunque todavía persiste la americana de color claro como prenda de ‘vestir’.

No ha faltado la liturgia populista en la Plaça de Sant Jaume, delante del ayuntamiento, con la investidura de Ada Colau. Los parabienes que ha recibido lo flamante nueva alcaldesa –la primera mujer alcalde de la Ciudad Condal– para conseguir mayoría en el consistorio tanto de Esquerra, Alfred Bosch, como del PSC y, en parte, de la CUP, presagian una reedición del tripartito de triste memoria en la Generalitat catalana, aunque justo es reconocer que el tripartito ha funcionado bien en los ayuntamientos con importante predominio socialista, que no es este el caso. Barcelona no es un ayuntamiento más, ya que no solo es la capital de Catalunya, sino la segunda capital más importante de España que exigirá un importante esfuerzo en la gestión, para que Barcelona siga siendo una de las capitales más reconocidas del mundo, y se eliminen las desigualdades.

Un dato importante es que en la toma de posesión de Ada Colau no había apenas representantes de la Generalitat, ni del mundo empresarial, ni tampoco de la cultura cuya área no está asignada a nadie todavía. No estaba la Catalunya oficial.

El punto de mira se pone en Navarra, donde el poder foral y Pamplona serán gestionados por fuerzas nacionalistas radicales partidarias de que Navarra se una a Euskadi, lo que es rechazado radicalmente por la mitad de los navarros, que no quieren ser un apéndice del gobierno de Vitoria.

Ha empezado el cambio en los ayuntamientos, que auguran mayorías inestables, pues los pactos no son todos de la misma naturaleza, y unos se han visto abocados a pactar, y han pactado un programa serio, pero otros han ido a ocupar el poder municipal lo que no augura estabilidad.

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