La segunda cuenta atrás

Ha comenzado la segunda cuenta atrás de los Juegos del Mediterráneo. Todo está bien encarrilado y ya es hora de sacudirse el pesimismo i de airear el evento sin complejos

30 junio 2017 13:35 | Actualizado a 25 noviembre 2020 19:01
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Ha comenzado la segunda cuenta atrás de los Juegos del Mediterráneo y esta vez va en serio. Esta vez no se puede fallar porque ya no se trataría de hacer el ridículo sino que, mucho peor, se entraría en el libro Guinnes de los récords como la capital mundial del fiasco. No sucederá. En esta ocasión se han encarrilado los fundamentos presupuestarios y las principales obras se encuentran en fase muy avanzada de ejecución. El compromiso del Gobierno central quedaba comprometido a la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado y este escollo no menor también se ha superado con éxito. La desviación que queda por asegurar es de cuatro millones de euros que se debían cubrir con las esponsorizaciones y que deberán alcanzarse con la venta de merchandising y otras fórmulas alternativas. En el capítulo de realizaciones concretas, la urbanización del anillo olímpico acabará este mes de julio, Más de 200 personas trabajan cada día para terminar los trabajos. Las tres administraciones, Gobierno central, Generalitat de Catalunya y Diputación de Tarragona han participado en las instalaciones que supondrán una inversión total de 60 millones de euros. Queda pendiente la piscina olímpica, en fase de licitación y con la previsión de que en septiembre comiencen las obras. También quedan por adjudicar las cuestiones operativas como las ceremonias de apertura y clausura, los servicios técnicos, marcadores, etcétera. En menos en un año Tarragona estará en disposición de acoger a los 4.000 atletas de 26 países que competirán en 33 disciplinas deportivas con sedes compartidas en Reus, Salou, Cambrils, Vila-seca, Calafell, Altafulla y también Castelldefels i Barcelona para las especialidades de remo e hípica que no eran viables en Tarragona. En definitiva es hora de que los tarraconenses, siempre dados al pesimismo, aparten de una vez el escepticismo, cuando no el pesimismo, que ha venido adornando el proyecto de los Juegos del Mediterráneo desde un principio. Y también es hora de que el Ayuntamiento airee el evento sin complejos.

 

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