Las fuerzas armadas al servicio de la sociedad, también en tiempos de pandemia

La Operación Balmis, activada un día después de que se decretara el estado de alarma, ha supuesto el mayor despliegue realizado por las fuerzas armadas en España en tiempo de paz

21 enero 2021 09:20 | Actualizado a 21 enero 2021 09:54
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Por fin ha terminado un año, el 2020, que será recordado principalmente por la irrupción en nuestras vidas de la terrible pandemia de la Covid-19, una pandemia que nos está dejando unas cifras terribles de muertes y que nos ha obligado a cambiar nuestros hábitos de una manera tan drástica que será recordada durante mucho tiempo. La sociedad española se está comportando mayoritariamente de una manera ejemplar y todos unidos, con nuestros sanitarios a la cabeza, estamos haciendo frente a esta crisis sanitaria sin precedentes, crisis que también se ha convertido en económica y que ha obligado a que se arbitren procedimientos y soluciones únicas llenas de solidaridad y compromiso para intentar paliar las ingentes necesidades socio sanitarias que se han generado. Afortunadamente ya vislumbramos en el horizonte el final de esta pesadilla, y con el comienzo de las vacunaciones desde el pasado 27 de diciembre y a pesar de la tercera ola, un nuevo horizonte de esperanza se nos abre.

Las Fuerzas Armadas (FAS), como parte integrante de la sociedad, a la que pertenece y sirve, no ha sido ajena a todos estos acontecimientos y en este contexto y justo un día después de que el Gobierno declarara el Estado de Alarma el día 14 de marzo de 2020, puso en marcha la Operación Balmis –llamada así en homenaje al médico militar que llevó la vacuna de la viruela a los territorios del imperio español en América y Asia a comienzos del siglo XIX– una operación que duró hasta el 20 de junio, fecha en la que se extinguió la última prórroga del Estado de Alarma decretado por el Gobierno y que supuso el mayor despliegue realizado por las FAS en España en tiempo de paz.

Las FAS fueron, así, las primeras en actuar, poniendo su estructura y su experiencia al servicio de los españoles desde el primer momento. Durante esos 98 días, 187.000 militares realizaron 20.002 intervenciones contra el coronavirus en 2.302 poblaciones de toda España, con una media de 550 intervenciones diarias y 7.800 militares movilizados diariamente, 3.000 de ellos pertenecientes a la sanidad militar. Las intervenciones realizadas fueron muy variadas: desde la desinfección de infraestructuras críticas y servicios esenciales, sobre todo residencias de mayores, pasando por la puesta en marcha de hospitales de campaña, el refuerzo del sistema sanitario con la sanidad y farmacia militares, transporte y distribución de materiales y suministros, trasladado de pacientes entre hospitales y a fallecidos a los depósitos intermedios, atención a personas desfavorecidas, dependientes y mayores, colaboración con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en el control y vigilancia de espacios públicos, etc.

Además, el mes de septiembre de 2020 el Ministerio de Defensa puso en marcha la denominada Operación Misión Baluarte, concebida para proporcionar rastreadores militares a todas aquellas comunidades autónomas que lo solicitaran, que han sido muchas, habiéndose preparado a cerca de 5.000 militares para estas actividades de rastreo. Por supuesto, con la llegada de las vacunas, las FAS también han aportado su capacidad de almacenamiento y transporte para llevar las primeras vacunas a muchos rincones de España, principalmente a los Archipiélagos Canario y Balear, a Ceuta y a Melilla y la ministra de Defensa, Margarita Robles, ha expresado la disponibilidad de los sanitarios militares para administrar las vacunas si se considera necesario.

Centrándonos en la provincia de Tarragona y en el marco de la Operación Balmis, se han realizado diversas actuaciones, llevadas a cabo principalmente por personal del 4º Batallón de Intervención de Emergencias (BIEM IV) de la Unidad Militar de Emergencias (UME) con sede en la Base aérea de Zaragoza, del Regimiento de Infantería Arapiles 62, con sede en el Acuartelamiento de EL Bruch, Barcelona y de la 3ª Subinspección General del Ejército (3ª SUIGE) con sede también en Barcelona.

Estas actuaciones se han realizado previa petición de las entidades interesadas y priorizadas atendiendo a las necesidades del momento y han consistido principalmente en desinfecciones, como las llevadas a cabo en las residencias de ancianos de Vilaseca, Els Pallaresos, L’Arboç y Creixell, el Monasterio de Poblet, el Colegio de Abogados y Farmacéuticos de Tarragona y las Comisarías del CNP de Reus y Tarragona. Además por parte del personal de la Subdelegación de Defensa se gestionaron las necesidades de 105 viudas y retirados de las FAS que por su edad y circunstancias específicas podrían encontrarse en una situación de especial vulnerabilidad.

No pretendo con estas letras destacar la labor de las Fuerzas Armadas sobre las demás, su actuación durante esta crisis es, en general, conocida por la sociedad y la valora muy positivamente. Pero, como en otras ocasiones, por algunos sectores se intenta minusvalorar cuando no ignorar por completo la misma y es por lo cual he considerado justo y apropiado exponer su aportación en la lucha contra la pandemia aportando algunos datos.

Estaba terminando de dar forma a estas letras cuando la tormenta Filomena ha asolado España, principalmente la zona central de la Península y de nuevo se ha demostrado la capacidad de las FAS para actuar en estas situaciones de especial gravedad en que los medios civiles se ven sobrepasados por la magnitud de los acontecimientos.

Las Fuerzas Armadas siempre actúan cuando se las necesita cumpliendo con su compromiso de estar permanentemente al servicio de la sociedad, aportando sus capacidades y su experiencia, que por otra parte son especialmente útiles en momentos de crisis como la actual, momentos que exigen actuar con criterios y procedimientos claros, con disciplina, con espíritu de sacrificio y con lealtad, virtudes que son intrínsecas con las Fuerzas Armadas y que por lo tanto son un plus en estos momentos difíciles donde se exige una actuación rápida y decidida, pero también planificada y eficaz.

Me gustaría terminar corroborando el compromiso que todos los militares adquirimos cuando efectuamos el sagrado juramento ante la Bandera Nacional, un juramento que nos obliga a luchar por los valores democráticos que nuestro Ordenamiento Constitucional consagra y que nos obliga a seguir trabajando codo con codo con el resto de la sociedad por el progreso y el bienestar de todos los españoles.

Antonio Bergoñós González: Capitán de Navío y subdelegado de Defensa de Tarragona.

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