Las lecciones que nos deja el 21-D

El independentismo sigue sin masa crítica para lanzarse a la República. Catalunya no se puede dominar ‘manu militari’

23 diciembre 2017 20:11 | Actualizado a 23 diciembre 2017 20:15
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La posibilidad de que Catalunya salga del terrible embrollo en el que está sumida está directamente relacionada con la capacidad que tengan nuestros políticos de aprender la lección de estas elecciones. En primer lugar, los partidos independentistas deben asumir que pese a su buen resultado, por encima de las expectativas que auguraban la mayoría de encuestas, siguen por debajo del 50% de votos, incluso han retrocedido ligeramente en la cifra absoluta de seguidores. El independentismo, pues, sigue alejado de la masa crítica necesaria para intentar un proceso soberanista con solidez y con garantías de no provocar una fractura social. Del mismo modo, el independentismo habrá aprendido que las vías unilaterales no son factibles, primero porque falla la primera base fundamental de la masa crítica, y segundo porque el Estado ya ha demostrado con creces que no permitirá ninguna intentona y mucho menos ahora que han perdido el miedo a la aplicación del artículo 155 de la Constitución. En el otro bloque, quien más debe tomar nota de lo sucedido es el PP. Posiblemente su método para abordar el problema catalán produzca buenos réditos en el resto de España, pero en Catalunya se ha revelado un desastre. El PP ha cosechado los peores resultados de la historia en unas elecciones en Catalunya. Siempre se ha dicho que el ideólogo de sacrificar Catalunya en aras a obtener una nutrida recaudación de sufragios en el resto de España es Jorge Moragas. Ayer se anunció que deja La Moncloa para ocupar un nuevo destino en la ONU. Rajoy se habrá dado cuenta demasiado tarde de que la táctica podía ser rentable a corto plazo, pero a la larga se ha demostrado funesta. El PP se ha incapacitado por sus propios errores para resolver el problema catalán. La decisión de judicializar el conflicto fue un grave error del que será muy difícil salir porque, como se está demostrando, la Justicia podrá ser mediatizada, pero los jueces son independientes. ¡A ver cómo se devuelve ahora todo el embrollo a los cauces estrictos de la política!

 

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