Las llaves

No soy una persona independentista ni separatista, si me quisiera catalogar, soy más bien de talante social demócrata y que admiro el sistema federalista alemán.

Partiendo de estas premisas no me negarán que en Tarragona vivimos momentos convulsos y desesperados.

Empecemos, el Gobierno de Madrid (Partido Popular), nos niega el plan y la sal; veamos nuestro principal objetivo el de organizar los Juegos del Mediterráneo 2017 está cuestionado desde el gobierno de Madrid y la financiación ni está ni se espera en los próximos presupuestos.

Además que el PP local ha cambiado de estrategia y se ha apuntado a las críticas más feroces, y además niegan los 15 millones de euros comprometidos. Del resto de fuerzas políticas del consistorio más vale que no hablemos, CUP y ERC, solo suspiran por sus cargos y retribuciones. CiU solicita una auditoría cuando, en su supina ignorancia, deberían saber que el Ayuntamiento tiene un interventor (Cuerpo del Estado) que es el que vela por el buen funcionamiento de las cuentas municipales (ingresos y gastos).

Sigamos, ¿dónde están las promesas del 1% Cultural, con las que se pretendía finalizar el Mercat Central? Y que me cuentan de la celebérrima ministra de infraestructuras, no recuerda sus promesas sobre el corredor del Mediterráneo y dudo de que se acuerden de Tarragona en los próximos presupuestos del Estado ya que para ella el fin de etapa es Castellón y no Tarragona; lo siento, pero esta señora no solo ha perdido la memoria, también ha perdido la vergüenza.

Total, amigos míos, con lo que se encuentran mi buen alcalde y su equipo, pues con una oposición incompetente que no saben que es hacer política y solo les importa su bienestar personal y lograr cargos y prebendas. Aun hay gente que cree en vuestro trabajo.

Yo sé que la solución no es fácil y casi imposible, pero yo les diría a mi no me harán fracasar.

Porque en este aspecto no lo poseo y aunque les parezca muy mediático y hasta incomprensible y rupturista yo me iba a Madrid y haría lo siguiente:

Alcalde, plántate en la Moncloa y aunque no te recibirán, por falta de vergüenza, les dejas las ‘llaves de la ciudad’, aunque sea en el felpudo.

Vuélvete a Tarragona porque tienes mucho trabajo que hacer y no eres de los que se rinden.

Pero les habrás dado en las narices y la gente sabrán cuan difícil lo tenemos.