En un borrador de decreto educativo que prepara el Gobierno se establece que los padres podrán tener acceso a los exámenes de sus hijos.
En mis tiempos, cuando los estudiantes llegábamos a casa con un suspenso, los padres no dudaban de si la responsabilidad era nuestra o del maestro. Eras tú quién tenías que dar explicaciones, no el profesor.
Cada vez más algunos progenitores acuden al docente, directamente o a través del inspector. Por este motivo, ya ahora el enseñante está obligado a guardar los exámenes del curso hasta septiembre. El decreto puede favorecerse esta desconfianza hacia los educadores. Pienso que algún profesor, si el tono con que van a protestarle no es amable, les dirá: «Escojan, ¿qué nota quieren que le ponga a su hijo?».