Tortosa, si el tiempo (político) no lo impide, votará hoy si debe mantenerse o retirarse el monumento a la Batalla del Ebro, levantado en medio del río hace 50 años.
En torno a este referéndum, se dicen cosas que me suenan de otras situaciones. Por ejemplo cuando el alcalde Ferran Bel afirma que la gente le dice: «Alcalde, ponga las urnas», me recuerda aquello que Carme Forcadell le reclamaba a Artur Mas. En el referéndum 28.000 tortosinos mayores de 16 años podrán ejercer el «dret a decidir» sobre qué hacen con el monumento.
Pero he aquí que algunas instituciones, desde el Síndic de Greuges hasta Omnium, rechazan que Tortosa pueda decidir porque iría contra la Llei de Memòria Històrica, y la ley debe prevalecer sobre el ejercicio de la democracia. ¿No es esto lo que les dice el Estado a los independentistas?
Ya se ve que los argumentos, en Catalunya, se utilizan como conviene en cada momento.