El primer aldabonazo sobre el ridículo de usar torpemente el lenguaje inclusivo lo dio la ministra de Igualdad Bibiana Aído con lo de «miembros y miembras». La actual ministra, Irene Montero, habló de «portavoces y portavozas». La intención de revalorizar a la mujer (injustamente postergada también en el lenguaje) es buena, pero...
En los discursos políticos no hace falta citar siempre a los dos géneros: catalanes y catalanas, europeos y europeas… porque en el lenguaje normal no preguntamos: «¿Qué hacen tus hijos e hijas?», ya que utilizamos el principio de economizar palabras. Hay quienes defienden preguntar entonces en femenino, pero es romper una costumbre lingüística de muchos siglos. Y hay quienes propugnan usar «niñes» o «niñ@s». ¡Lo que faltaba!