Levantando muros

En la fachada de un palacio de la muralla de Ávila figura la famosa inscripción: «Donde una puerta se cierra, otra se abre».

A los inmigrantes se les cierra la puerta de las pateras a través del Estrecho, y van en cayucos a las Canarias o saltan las alambradas de Ceuta y Melilla. Se les cierran también estas puertas y van a Lampedusa; si no pueden, van a las islas griegas, o pasan a Europa desde Turquía. Eso sí, dejando cadáveres en el mar o en un camión.

Europa, mientras tanto, va levantando muros: entre Turquía y Grecia, entre Turquía y Bulgaria, entre Hungría y Serbia o en el paso de Calais.

Los inmigrantes no vienen porque quieren. Muchos huyen de Siria, que en cuatro años de guerra ha producido 240.000 muertos y cuatro millones de refugiados. El pequeño Líbano acoge a 1,2 millones de estos sirios. Más que toda Europa. ¡Qué lamentable nuestra falta de solidaridad!