Los Juegos necesitan el calor del público

No se está a tiempo de semblar el entusiasmo que sería necesario, pero al menos hay que intentar animar un poco las gradas.

26 junio 2018 15:16 | Actualizado a 26 junio 2018 15:23
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El arranque de los Juegos Mediterráneos ha suscitado las mayores críticas en la ausencia de público, tanto en la ceremonia inaugural como en las primeras pruebas del calendario de competiciones. Especialmente inexplicable fue la imagen de las gradas vacías del Nou Estadi durante la ceremonia inaugural. Los planos televisivos cuando todavía había luz de día resultaron inauditos en un espectáculo de estas características. Se ha argumentado por parte de la organización que la parte del aforo que apareció vacía estaba destinada a ubicar a los atletas una vez que habían completado el desfile. Si fue así, hay un doble error porque ni hubo atletas suficientes para cubrir la generosa reserva de plazas ni cabía una previsión de tal magnitud porque muy pocos deportistas siguieron en el estadio hasta el final de la fiesta. El mayor fiasco se produjo en las zonas destinadas al público, donde no puede argumentarse excusa alguna para paliar el error. Si quedaron entradas por vender debía saberse con antelación y adoptar de inmediato las medidas correctoras para evitar la visión de un estadio vacante en gran parte de la sillería. Sin entrar en si se manipuló o no a la concurrencia, debate que merece un análisis político al margen, la dirección de la ceremonia erró en el primer indicador de éxito de cualquier evento: el número de asistentes. Tarragona debía proyectar un aspecto de un Nou Estadi a rebosar y no fue así. Una pena. El mismo problema de falta de asistencia de público se está produciendo en las competiciones deportivas. Ya no se está a tiempo de resolver el problema, pero al menos sí podrá mitigarse invitando a clubs deportivos y deportistas, amantes de cada especialidad. La raíz del problema se venía anunciando porque se ha fallado a la hora de involucrar a la ciudadanía en los Juegos. Sólo unas horas antes de la ceremonia inaugural, la ciudad comenzó a respirar Juegos. No es una crítica que implique una enmienda a la totalidad ni pretende desmentir todo lo positivo que aportan los Juegos. Es un intento de llenar de calor las canchas.

 

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