Los bancos son lo que parecen

A muchos empleados de banca se les va la mano 'porque han seguido órdenes de arriba'

19 mayo 2017 16:31 | Actualizado a 21 mayo 2017 14:34
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Las relaciones humanas, del tipo que sean, no son juegos de ordenador ni pasatiempos de tabletas. Por su propio nombre, con lazos de unión – a veces de desunión – entre las personas. Los bancos son personas jurídicas, y tienen en sus directivas y empleados el lazó de unión – o de desunión – con sus clientes. Los bancos no tienen dinero propio: administran el ajeno, el que se les deja y por ello dan un interés, habitualmente pírrico, mientras lo emplean en negocios, inversiones y fondos de mejor rentabilidad. Su habilidad consiste en hacerlo bien y pagar a sus accionistas, aunque ello no repercuta de la misma forma en los imponentes.

Aparte de sus normas específicas, los bancos tienen que estar a lo que ordena el artículo 57 del Códgo de Comercio, es decir, “los contratos de comercio se ejecutarán y cumplirán de buena fe, según los términos en que fueren hechos y redactados, sin tergiversar con interpretaciones arbitrarias el sentido recto, propio y usual de las palabras dichas o escritas…”.

Vamos, como lo que ocurre en los consejos sobre fondos o de riesgo .O con las escrituras de créditos hipotecarios, tanto con españoles como extranjeros, que firman después de donde el notario dice “…renuncian a leer lo transcrito, realizándolo yo, enterados de su contenido (el subrayado es mío), asienten los interesados y firman conmigo…” y firman diez o quince folios sin enterarse relamente de lo que firman. Piense el lector lo que un marroquí, que solamente chapurrea castellano, puede entender de ésto: “…los pagos correspondientes a cada vencimiento se determinarán mediante el “sistema francés de amortización” aplicando la fórmula que se transcribe … C Co 1 + i/m elevado a n*m por i/m, dividido por 1+i/m elevado a n*m- 1”. No se rían: es tan cierto como que está leyendo estas líneas.

Por buena fe ha de entenderse el cumplimiento leal, honrado y sincero de los deberes para con el prójimo y el ejercicio también leal, honrado y sincero de nuestros derechos… el que trate de ejercitarlos anomalmente, con carácter antisocial, amparándose en un precepto de cobertura…puede constituir un abuso de derecho y después un fraude de ley. Lo dice Ruiz de Velasco en “La buena fe como principio rector”.

No todos los empleados han de ir al infierno, pero sí que muchos de ellos, abrumados por el peso de las “recomendaciones de arriba” o especuladores de ambición pueden llevar – como ha ocurrido – a los clientes a la ruina. Y luego de se lavan las manos, “porque han seguido órdenes”.

No se han eliminado los aspectos abusivos de los créditos hipotecarios: comisiones por abrir expediente, comisiones por gestión, comisiones por preparación de documentos, incluso fotocopias… Esto habría de desterrarse, porque los beneficios de los bancos son suficientes para quitar o cuando menos disimular estos abusos.

Me van a permitir que acuda al satírico Quevedo: titula una letrllla como “Este mundo es juego de bazas que sólo el que roba triunfa y manda”.

Para seguir: Toda esta vida es hurtar, no es el ser ladrón afrenta, que como este mundo es de venta, en él es proprio el robar. Nadie verás castigar porque hurta plata o cobre, que al que azotan es por pobre, de suerte, favor y trazas.

Como en el tango “Siglo XX, cambalache”. El que no roba, es un gil…

Solamente falta que los jueces, en la línea emprendida, a remolque de la Justicia europea, sigan aplicando su vara de medir con rigor, en defensa del débil, en la duda por el ciudadano. Los jueces son ahora la última defensa de los desgraciados “imponentes” de las cuentas bancarias. Eso sí, con la ayuda – que vemos aún escasa y dubitativa – del poder legislativo, del Parlamento, que no hace las reformas adecuadas al tiempo y al Derecho.

¿O es que el que paga, manda?...

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