Los colores

Que la CIA torture no es noticia. Tampoco que en EEUU se controlen unos a otros y se saquen los colores. Que funcionen los contrapoderes, esa rareza de las democracias. Tampoco es noticia que allí las señoras de edades avanzadas sean senadoras destacadas o azafatas de American Airlines (una de las cosas que rechina en Podemos es el tonto prestigio de la juventud que promueve y celebra). La tortura acabó siendo un negocio para los psicólogos que asesoraban a la CIA. Algunos crearon una empresa con la que llegaron a facturar 80 millones de dólares aconsejando cuánto tiempo podían resistir las víctimas de los interrogatorios. Y esto es más escandaloso que el ‘waterboarding’, la hidratación rectal y la ineficacia de las torturas. El director del CNI dice que el niño Nicolás no amenaza la seguridad nacional. Aquí nos sacamos los colores de otra manera.