Los dioses son muy susceptibles

La más alta misión de los dioses es que se les puede echar la culpa de todo

19 mayo 2017 22:56 | Actualizado a 22 mayo 2017 18:06
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Los monjes de Nepal, que no le han hecho ningún daño a nadie, salvo a la razón, atribuyen los destrozos del terremoto a una rabieta de los dioses. «El terremoto ha sido un castigo divino», ha dicho uno de los intermediarios del Sumo Hacedor, que comprende cómo a su jefe supremo se le ha acabado la paciencia. El telele de la madre Naturaleza que ha destruido la cercana plaza de Durbar y sin embargo ha respetado la vivienda de la llamada diosa viviente, solo puede achacarse a un poder sobrehumano. Los papás de la pequeña están ejerciendo de portavoces. Kumari soñó con el temblor mientras dormía y vio cómo la tierra no se estaba quieta. Al no disponer de panodormo ni de otros somníferos más o menos eficaces, ni siquiera de lo que los ingleses llaman ‘el gorro de dormir’, o sea un último trago de whisky o de ginebra, se vio obligado a cargar toda la responsabilidad en sus dioses. El que no se desconsuela es porque no puede. Nuestro buen papa Francisco, que ama el riesgo, está dispuesto a abrir los archivos vaticanos sobre la dictadura en Argentina. Pueden salir sapos y culebras, con perdón, envuelto todo con algunos de aquellos generales que jamás oyeron más tiros que los que ellos ordenaron en los fusilamientos. Los colaboradores de Bergoglio dicen que el delicado asunto de los desaparecidos «llevará tiempo». A las madres de la plaza de Mayo les sucede algo parecido a lo que les ocurrió a las pastorcillas de Belén. Mientras cantaban se hicieron abuelas. Buena parte de la santa Iglesia, precisamente la menos santa, fue cómplice de las sucesivas dictaduras, pero eso se corrige beatificando a algunos sacerdotes. Ni siquiera Kafka imaginó un enredo semejante al que puede desencadenar este vicario de Cristo, que está dispuesto a formar la de Dios es Cristo. La más alta misión de los dioses, sean únicos o diversos, es que se les puede echar la culpa de todo. En Nepal o en la plaza de San Pedro.

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