Los jóvenes, otra vez

22 diciembre 2021 11:30 | Actualizado a 22 diciembre 2021 11:37
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El ocio y, de rebote, los jóvenes vuelven a estar en el punto de mira de las restricciones. Así me lo han hecho ver en las últimas horas varios veinteañeros que se sienten «víctimas de un estereotipo, cuando hemos hecho todo lo que nos han pedido: nos hemos quedado en casa, no hemos visitado a los abuelos, llevamos mascarilla, nos hemos vacunado…». Sí, los jóvenes sienten que prácticamente todas las medidas que se adoptan para evitar contagios atacan su forma de divertirse. Con los que yo he hablado son conscientes de que las noches de juerga llevan inherente un alto riesgo de contagio, sobre todo porque siempre hay quien no hace las cosas como indican el sentido común y la responsabilidad. Y, por ello, comparten hasta cierto punto que se restrinjan horarios y aforos y que se exija el pasaporte Covid. Lo que les cuesta más entender es por qué no se actúa con igual determinación con otras actividades que se han demostrado igual de peligrosas. Y aquí citan el transporte, los lugares de trabajo y, sobre todo, la escuela. «Los contagios están disparados entre los niños, porque están sin vacunar, y entre sus padres. Los colegios llegan a las Navidades con la peor situación desde que reabrieron en septiembre de 2020, hasta el punto de que son muchos los padres que han renunciado a llevarles estos días a clase. Pero las restricciones no tocan las escuelas, ni los trabajos, ni el transporte... Es como si el virus solo atacara en momentos y lugares de ocio. No nos creemos que siempre primen razones de salud», dicen. A uno le cuesta rebatir estos argumentos. Ojalá alguien del Govern se –nos– lo sepa explicar.

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