Los mítines son de otra época

El 30 de junio de 1935 José María Gil Robles habló en un mitin en Medina del Campo ante 50.000 personas de toda Castilla. Por la tarde del mismo día llegó en avión a Valencia y habló en dos mítines, el primero en la Plaza de Toros y a continuación en el campo del Mestalla con aforos completos. Había decenas de miles de asistentes en cada lugar, superando incluso en número a los que convocaba Azaña.

Era otra época, y no mejor, precisamente. Actualmente los mítines son prescindibles y más aún en medio de la pandemia más mortífera. Es un error del Govern levantar el confinamiento municipal para asistir a estos encuentros.

La opinión se configura hoy de otro modo. El problema no es cómo hacer llegar los mensajes, sino los mensajes mismos.