Los radares recaudadores de impuestos

Las medidas de control de la velocidad deben existir con el fin de garantizar la seguridad vial y no para recaudar impuestos

30 agosto 2019 11:20 | Actualizado a 30 agosto 2019 11:26
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Nadie puede poner en duda la necesidad de controlar el cumplimiento de las limitaciones de velocidad porque, en caso contrario, nuestras carreteras se convertirían en una selva peligrosa en la que resultaría poco menos que temerario circular. La forma de controlar a los conductores que incumplen las normas son los radares que, en estos momentos, ya se instalan en todo tipo de atalayas, desde drones a helicópteros. Bien está que se esmere la vigilancia, pero siempre sin olvidar que el fin primordial de este control es preservar la seguridad del tráfico y no otro. La noticia de que en menos de diez años se han podido imponer sólo en Tarragona, 50.000 multas de radar de forma incorrecta por incumplir el margen de error en el cálculo de la velocidad, tal como establece la ley, llena de preocupación. Varios juzgados han recogido la demanda de los ciudadanos y han revisado la sanción, con la consiguiente rebaja y la anulación de la retirada de puntos en algunos casos. Claro está que enzarzarse en la vía judicial para pleitear por una multa de tráfico es un proyecto que emprenden muy pocos ciudadanos. El dispendio en costos y tiempos hace que la mayoría de conductores multados por los radares opten por asumir la sanción, acogerse al 50% de pronto pago y renunciar a defender sus derechos. Asociaciones de defensa del conductor sospechan que los organismos administrativos de tráfico juegan con esta convicción de que el conductor se encuentra siempre en desventaja y aplican las normas sin temor al riesgo de recibir la condena judicial. Y en el caso de que se produzca, siempre será por parte de una minoría de conductores quijotes que anteponen la satisfacción moral de vencer al todopoderoso gigante administrativo que el pragmatismo de pagar y zanjar el asunto. Es una pena que sea así. Los casos detectados y confirmados avalan esta tesis y permiten deducir que las multas de tráfico se utilizan en muchos casos como un mecanismo recaudatorio y no como un método preventivo y garante de la seguridad vial. Una pena.

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