Un día la sueca Greta Thunberg, de 15 años, decidió no ir a clase los viernes y sentarse ante el Parlamento con un cartel: «Huelga escolar por el clima».
Su protesta, tan revestida de ingenuidad, o quizás por ello, ha inspirado a personas de todo el mundo. Ahora se encuentra en América y deseaba ir a la cumbre del Clima en Chile, que se ha trasladado a Madrid. Greta ha pedido ayuda para cruzar el Atlántico otra vez (la primera lo hizo en un velero) y el Gobierno español se la ofrece.
No quiere viajar en avión, pues contamina demasiado. Cuando viajó de Estocolmo a Zúrich lo hizo en tren en un viaje de 32 horas. Gracias a ello el número de pasajeros de los ferrocarriles suecos ha experimentado un aumento del 8 %. Es una influencer, como se dice ahora.