Mejor no presumir

19 mayo 2017 20:39 | Actualizado a 22 mayo 2017 07:49
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Cuando intentábamos convencernos de que la economía española va mejor, elementos externos como los que han influido en la mejora de nuestra situación, nos dibujan otra vez un panorama sombrío. Me refiero, por un lado, a la crisis bursátil china y por otro, al descenso continuado tanto del precio del crudo (en mínimos de hace doce años) como de otras materias primas (con precios que, en términos reales, son los más bajos desde los ochenta). 
Las dudas sobre la capacidad del gigante asiático para gestionar el cambio de modelo económico ya provocaron el pánico global en agosto del año pasado y fueron uno de los factores que impidieron que EEUU aprobara subir antes los tipos de interés. Ahora algunas de esas dudas se han materializado. China tiene dificultades para resolver la sobrecapacidad industrial creada en los últimos años. Sus empresas sobreinvirtieron y ahora muchas de esas fábricas no tienen demanda y rentabilidad para devolver los créditos. Y lo mismo en países productores de materias primas. Lo que nos conduce de nuevo a las crisis de deuda, agravadas por unos mercados financieros con gran capacidad de generar inestabilidad, tanto cuando llegan los flujos y crean burbujas como cuando se van. 
La cuestión no es menor. China consume casi el 40% de la producción mundial. Por eso cuando su economía estornuda, la mundial se resfría y las bolsas abren en rojo. A ello hay que añadir que la Reserva Federal de EEUU ya ha subido tipos y que el camino hacia la normalización de su política monetaria presiona a las economías emergentes endeudadas en dólares, entre ellas la de Brasil. Si a ello le sumamos el descenso del petróleo, gasolina para el crecimiento para países como España pero lastre para economías que dependen del petróleo, como Venezuela o Rusia, el panorama se complica. 
Por si fuera poco aquí, vamos camino de dos nuevas citas electorales que sumar a las tres que llevamos. No quiero ser negativa pero nuestra recuperación económica es aún muy frágil, mejor no presumamos aún de ella. 
Cuando intentábamos convencernos de que la economía española va mejor, elementos externos como los que han influido en la mejora de nuestra situación, nos dibujan otra vez un panorama sombrío. Me refiero, por un lado, a la crisis bursátil china y por otro, al descenso continuado tanto del precio del crudo (en mínimos de hace doce años) como de otras materias primas (con precios que, en términos reales, son los más bajos desde los ochenta).

Las dudas sobre la capacidad del gigante asiático para gestionar el cambio de modelo económico ya provocaron el pánico global en agosto del año pasado y fueron uno de los factores que impidieron que EEUU aprobara subir antes los tipos de interés. Ahora algunas de esas dudas se han materializado. China tiene dificultades para resolver la sobrecapacidad industrial creada en los últimos años. Sus empresas sobreinvirtieron y ahora muchas de esas fábricas no tienen demanda y rentabilidad para devolver los créditos. Y lo mismo en países productores de materias primas. Lo que nos conduce de nuevo a las crisis de deuda, agravadas por unos mercados financieros con gran capacidad de generar inestabilidad, tanto cuando llegan los flujos y crean burbujas como cuando se van.

La cuestión no es menor. China consume casi el 40% de la producción mundial. Por eso cuando su economía estornuda, la mundial se resfría y las bolsas abren en rojo. A ello hay que añadir que la Reserva Federal de EEUU ya ha subido tipos y que el camino hacia la normalización de su política monetaria presiona a las economías emergentes endeudadas en dólares, entre ellas la de Brasil. Si a ello le sumamos el descenso del petróleo, gasolina para el crecimiento para países como España pero lastre para economías que dependen del petróleo, como Venezuela o Rusia, el panorama se complica.

Por si fuera poco aquí, vamos camino de dos nuevas citas electorales que sumar a las tres que llevamos. No quiero ser negativa pero nuestra recuperación económica es aún muy frágil, mejor no presumamos aún de ella.

 

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