Mejor olivos de secano

Un estudio de la revista científica ‘Land’ estima que se necesitan entre 14 y 20 millones de metros cúbicos anuales para que este tipo de producción sea posible. El acuífero, sin embargo, solo puede reponer 5 millones al año
 

29 septiembre 2021 09:39 | Actualizado a 29 septiembre 2021 09:40
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Mi buen amigo Josep Asensio acaba de ofrecerme, como todos los años, aceite de oliva de su propia cosecha, de arbequinas recién recogidas y exprimidas en su presencia. Aceite exquisito de olivos de secano. Hay que elegir entre el agua o el aceite de oliva de secano. En el pasado, las sequías empujaron a los romanos a abandonar el sureste de España. Los árabes, por su parte, se adaptaron a la poca agua disponible. La producción industrial actual de aceite de oliva es, junto al cambio climático, responsable de la desertización y está llevando la situación al límite. 

Los olivares cada vez más extensos repercuten directamente en el acuífero subterráneo. En la zona de Tabernas (Almería), en los años setenta del siglo pasado, había 400 hectáreas de olivares. Actualmente hay unas 4.400 y 1.550 de ellas corresponden con una producción intensiva. Es de sobra conocido que el olivo es un árbol mediterráneo que necesita poca agua y, en circunstancias normales, no necesitaría ningún tipo de irrigación. Así y todo, los avances de la industria agraria han permitido encontrar nuevas maneras de aumentar la producción. Y como dice la paradoja de Jevons: «Cuando las mejoras tecnológicas aumentan la eficiencia con la que se utiliza un recurso, es más probable que el consumo de dicho recurso aumente a que disminuya».

En esta zona almeriense se solían plantar de 65 a 100 árboles por hectárea. Posteriormente, se pasó a 210 para aumentar la producción, y en las plantaciones intensivas se llega a los 1.500 árboles por hectárea. La calidad del aceite de oliva es peor que la del producto tradicional, antaño comercializada como el oro del desierto. Además, el espacio reducido entre los árboles impide la sostenibilidad del olivar, ya que su rendimiento desciende cuando crecen a los diez-quince años. Por otro lado, la producción de la aceituna depende de la extracción exhaustiva de agua del acuífero. 
Un estudio publicado por la revista científica Land, estima que se necesitan entre 14 y 20 millones de metros cúbicos anuales para que este tipo de producción sea posible. El acuífero, sin embargo, solo puede reponer 5 millones de metros cúbicos al año. El gobierno autonómico ha reconocido el déficit entre el agua extraída y el índice de reaprovisionamiento anual que, actualmente, se sitúa en un 3,3. El objetivo para 2027 es de 0,7 por lo que la sobreexplotación actual de la cuenca asciende a un 230 por ciento.

Las precipitaciones en esta región son muy escasas y la mayoría se concentran en dos o tres lluvias abundantes durante el año. El suelo árido de la zona no puede absorber la mayor parte del agua, que acaba afluyendo en torrentes hasta el mar, a veces provocando inundaciones. Este clima, aunque extremo, es un ejemplo de lo que podría ocurrir en otras regiones áridas y semiáridas de España, debido al cambio climático, pues se prevé una menor cantidad de lluvias anuales, pero más torrenciales.

Durante los últimos 60 años, la temperatura media anual de esta zona ha aumentado 1,6 grados centígrados, con un pico de 2,3 grados en 2015. Por lo tanto, la presión sobre la vegetación ha aumentado a causa de unos niveles de evaporación de agua mayores y a una menos filtración hacia el acuífero subterráneo. Unos estudios oficiales del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, publicados en 2017, confirmaron que este déficit de reabastecimiento en los acuíferos subterráneos españoles, iba a empeorar y se pasaría de una media anual del –3% al –24% hacia finales de siglo. En resumen y a modo de conclusión, mejor el aceite de mi amigo Josep que el de áreas intensivas.

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