Mr. Trump, tiene razón

17 noviembre 2020 09:20 | Actualizado a 17 noviembre 2020 09:29
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El día 3 de noviembre Estados Unidos inició un periodo electoral marcado por la tensión y expectación, no solo estadounidense, sino mundial, para conocer definitivamente quién iba a ser el elegido a ocupar uno de los puestos con más poder del mundo. La espera fue larga, entre otras causas por la masiva votación por correo que se produjo, técnica de votación que se podría adoptar en Catalunya el 14 de febrero si la pandemia no ha cesado.

Más allá de la casuística anecdótica, es de su interés poner de relieve la otra cara de la moneda. Si bien es cierto que nos alegramos, prácticamente, de forma consensual de la victoria del candidato demócrata Joe Biden, esto no excluye que gran parte de la sociedad estadounidense, de hecho, la semejante cantidad de 70 millones de electores, hayan preferido el discurso y la ideología de Donald Trump, el candidato a revalidar la presidencia.

Este hecho es destacable ya que deslumbra el atraso en mentalidad de progreso, justicia social y ecologismo, principios ampliamente extendidos en Europa y que poca gente, al menos, públicamente, se atreven a discutir. Es realmente impensable un discurso hasta tal nivel conservador como para incitar a la discriminación, entre ellas, de la comunidad hispana, o de la comunidad negra. Esta actitud xenófoba, juntamente con ir en contra del reconocimiento del cambio climático y sus efectos, abandonar el acuerdo de París, de negar la ciencia, los derechos LGTBI y la semilla machista de la sociedad contemporánea, son solo muestras de que en EEUU existe un grave problema en lo que respecta a derechos sociales, progresismo, y igualdad.

Donald Trump, el mismo día de las elecciones mencionó la existencia de un fraude electoral. Bien, Trump no iba por un mal camino sobre lo que es su democracia. Lo que se le ha olvidado es que votar es condición esencial de una democracia, pero no es la única. El reconocimiento de los derechos humanos y su mantenimiento público son también parte de una democracia, y como indica la Declaración Universal de Derechos Humanos, en su artículo 2: Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición. Sin un respeto a los colectivos diferentes al suyo, no cabe una democracia. Su actitud frente al diferente, sobretodo por su trato a la comunidad negra, votado (y refrendado) por multitud de sus electores, evidencia una clara falta de reconocimiento de los derechos y libertades civiles y sociales.

Misma apreciación se puede realizar sobre la calidad democrática del sistema americano de canalización de voto a las instituciones, el sistema mayoritario «First Past the post». Quiere decir, a resumidas cuentas, que el ganador de esa circunscripción se lleva todos los delegados, independientemente del porcentaje de voto.

Esto conlleva decir que, sencillamente, están atrasados en materias como derechos sociales, progreso, justicia, bienestar y inclusión social. Ninguna argumentación o finalidad económica puede ser suficiente para justificar las vulneraciones de derechos y de la justicia sociales.

Científicos afirmaban que una revalidación de Trump hubiera hecho imposible mantener bajo control las temperaturas globales. Este, que se opuso a la regulación ecológica, contrasta con el Plan Climático de Biden, más ambicioso y con una regulación, ciertamente costosa, pero que debe de apreciarse como el coste de oportunidad para un progreso ecológico fructífero.

La situación ecológica actual requiere de liderazgos fuertes y valientes. En el PSC, que nos hemos focalizado en justicia social, feminismo y ecologismo, lo tenemos claro. Y como prioridad, trabajaremos para que el capital destinado a la transición ecológica que los Presupuestos Generales del Estado de 2021 prevén sea canalizado de forma útil y necesaria para acometer, entre otros objetivos, la neutralidad climática, siempre desde la perspectiva social para que sea justa. Es hora de consensos para afrontar los retos globales.

Pol Ferré: Responsable de la Secretaría de transición ecológica de la Agrupación del PSC de Reus.

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