Necesitan vacaciones, y nosotros también

El Rey debería acordar la apertura de un período de reflexión, nuevo nombre de las vacaciones

19 mayo 2017 18:36 | Actualizado a 21 mayo 2017 17:10
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Muchos de nosotros, a lo largo de los años, hemos estado alguna vez en una especie de fase aletargada, durante algunos días antes de las vacaciones de verano.

Porque las necesitábamos de manera urgente e imprescindible, para recuperar nuestra forma de ser normal; y volver al estado de salud física y mental adecuado, para continuar adelante en nuestro camino particular, familiar y laboral.

Trasladando alguna experiencia propia o de conocidos en el anterior sentido, no podemos tener duda ninguna de que nuestros líderes políticos y sociales precisan, de forma urgente, llegar al primer día de sus vacaciones de verano.

Tómense pues sus necesarias vacaciones los Srs. Rajoy, Sánchez, Iglesias, Rivera, Tarda y Homs; para poder descansar, también, todos sus colaboradores y ayudantes políticos, en un ejercicio de solidaridad personal entre ellos.

Y más todavía, cuando la virtud de la solidaridad es una de las que pedimos y exigimos casi siempre a nuestros representantes y queridos líderes.

Dejen de pensar en los problemas de los ciudadanos españoles, con sus incesantes peticiones de buen gobierno y de bienestar social. A la vuelta de sus vacaciones, tales peticiones seguirán estando en sus salas de espera y en sus reuniones de trabajo.

Y pueden esperar unas semanas, si llevan ya ocho meses largos de retraso. Al fin y al cabo, lo importante es hacer las cosas bien, aunque sea tomándose su tiempo.

Como ya están diciendo nuestros líderes, es una cuestión de alternativas. Y por ello, también podemos analizar la situación, en el caso de que no se tomen sus inmerecidas vacaciones. Porque, en este caso, no sólo no van a obtener unos resultados distintos; sino que, adicionalmente, no nos van a dejar descansar, en nuestras merecidas vacaciones.

Si el resultado de sus trabajos fuera el de constituir un buen gobierno; y de trabajar para conseguir unos niveles mínimos de bienestar social, no podríamos desearles unas felices vacaciones. Antes al contrario, deberíamos exigirles unas largas jornadas laborales, en beneficio del interés general. Pero como ya vemos que no están por la labor, mejor será dejarlos descansar quince o veinte días en agosto. Y así, de paso, también podremos descansar nosotros, en legítima defensa de nuestra salud e interés personal.

Porque, a la vista de los hechos ocurridos durante los últimos ocho o diez meses, será muy difícil aguantar la presión a la que estamos siendo sometidos los ciudadanos, sin poder descansar algunos días. Y pensando que, a lo peor, nos están esperando otros meses de apretar los dientes, para evitar morder por la calle al primero de los líderes políticos, con el que podamos cruzarnos cualquier día.

En resumen, ellos deben descansar, aunque no lo merezcan. Y nosotros necesitamos descansar, porque lo hemos ganado, con la paciencia demostrada desde el ya lejano diciembre de 2016. Y porque, además, necesitamos hacer un buen acopio de reservas, para el incierto futuro que nos espera. Por ello, el Jefe del Estado debería acordar la apertura de un período de reflexión, nueva denominación de las vacaciones, para que nuestros líderes puedan pensar mejor; y encontrar una solución que nos evite las terceras elecciones generales en menos de un año. Así sea.

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