Ni mejores ni peores

14 diciembre 2021 10:20 | Actualizado a 14 diciembre 2021 10:48
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Somos muy dados nosotros a encumbrar a los países del norte y a sus habitantes, tan rubios, tan listos, tan trabajadores y tan bien educados. Sí, somos aquí muy de mirar con cierta envidia a esos países ricos que, por su parte, nos devuelven la mirada por encima del hombro, como pensando que nos pasamos el día de fiesta y las tardes, de siesta. Incluso durante la crisis de 2008 nos mandaban a hombres de negro para vigilarnos y juntaron las iniciales de los países del sur –Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España, por este orden– para formar el acrónimo ‘piigs’, que suena a cerdos. Sin embargo, ahora basta levantar la mirada para no solo no sentir envidia, sino para darnos cuenta de que aquellos señores tan rubios, tan listos, tan trabajadores y tan bien educados en realidad son… tan rubios. Sí, basta echar un vistazo a los datos de vacunación: en Alemania, solo el 68% de la población ha recibido la dosis completa; en el Reino Unido, el 69%; en Austria, el 67%; en Francia, el 70%, y en Holanda, el 72%, todas muy por debajo de las sureñas España (80%) y Portugal (87%). Esa resistencia a la vacuna se ha traducido ya en duras restricciones y en un nuevo golpe a la economía, que en un mundo globalizado nos salpica a todos. O sea, que quizá esas sociedades no sean mucho mejor –tampoco mucho peor, ojo– que la nuestra. Sí, quizá debamos aprender a querernos y valorarnos un poquito más y a autoflagelarnos un poquito menos. Quizá no seamos los mejores, pero creo que tampoco somos los peores. Aunque a veces nos empeñemos –y mucho– en parecerlo.

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