No era su día

21 abril 2021 09:30 | Actualizado a 21 abril 2021 10:04
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Hay días en los que todo se tuerce de tal manera que es mejor no levantarse de la cama. Sobre todo si lo que has pensado hacer es una mala idea. No lo tuvo en cuenta el protagonista de esta historia y acabó el día en un calabozo de la Guardia Civil. Y, sin embargo, se las prometía muy felices cuando a la hora de la siesta robó un Opel Corsa estacionado frente a un bar. Tan sencillo fue el hurto y tan tranquilo iba que bajó la ventanilla para preguntar con mucha educación a dos mujeres cómo se salía del pueblo. Y ahí comenzó su calvario; tuvo tan mal tino que resultó que una de las mujeres era la propietaria del vehículo y su acompañante, la madre de un agente de la Guardia Civil. Así que a las señoras les faltó tiempo para avisar del robo. Y la reacción se produjo de inmediato. Al verse perseguido por un todoterreno conducido por un guardia civil que estaba fuera de servicio –el hijo de la segunda mujer– y en el que iba, de copiloto, el marido de la dueña del coche, el caco se metió por un camino, sin tener en cuenta que no era la ruta ideal para un Corsa. Y claro, reventó una rueda. Tiró de sangre fría y se detuvo a cambiarla por la de repuesto, pero viendo que sus perseguidores se le echaban encima, dejó rueda, llave y gato en el suelo y se agenció, también sin permiso de su dueño, un segundo coche, en esta ocasión una vieja Renault Express. Pero la vieja furgoneta no soportó tanto trajín y decidió tomarse un descanso, dejando al ladrón tirado en la carretera. No le quedaba otra que huir a pie. Lo intentó, pero no llegó demasiado lejos. Lo dicho, no era su día. Debería haberse quedado en la cama.

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