No es país para Merkels... Nos encanta imaginarnos como toreros repartiendo muletazos

Sin estadistas. Mientras la canciller se nutría de la ideología de la CDU y su economía social de mercado, Aznar y el PP vivían de los residuos de la clase media provinciana que heredaba a otra

22 octubre 2020 11:20 | Actualizado a 22 octubre 2020 11:30
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El otro día me preguntaba, o más bien se preguntaba Toni Clapés por qué la derecha española no había sabido darnos un estadista como Angela Merkel y a la pregunta un oyente añadió otra incógnita: la de por qué la derecha catalana no había podido repetir un líder como Enric Prat de la Riba.

Yo ya me conformaría con otro líder tan centrado en el espacio y el tiempo, también políticos, como Tarradellas. Y me acordé ese día de la entrada del primer president de la Generalitat restituida en el Ayuntamiento de Tarragona (tengo alguna foto) repartiendo apretones de manos y sonrisas sin preguntar filias ni fobias ni pasados ni orígenes ni identidades de nadie. Sólo pensando en un futuro de todos.

Privatizar está bien cuando las cosas no funcionan, pero es mucho mejor la cooperación público-privada 

Pero, en fin, España no es Alemania. Los alemanes, explica Elias Canetti, se ven a sí mismos junto a sus líderes como árboles de un mismo bosque. En cambio, a nosotros -y no digamos a nuestros dirigentes de derechas- les encanta imaginarse como el torero en medio de la plaza repartiendo muletazos al siniestro de separatistas y rojos que conforman una complejidad y una diversidad que suele incomodarles.

Nuestra derecha ha sido secuestrada por Aznar, que se fue un día para quedarse siempre. Y, desde el tribunal de la Santa Inquisición de la FAES, el ausente siempre presente ha mantenido su ideología o su ausencia, porque no ha tenido nunca más las que pudo asimilar de los neocon en los 90. Esto es: privatizar, privatizar y, en caso de duda, privatizar todo cuanto se le pusiera por delante para repartirlo entre los afines.

Desde el FMI al BCE y Bruselas están señalando ese camino para salir de la recesión de la pandemia

Y privatizar está bien cuando las cosas no funcionan, pero es mucho mejor la cooperación público-privada para que funcionen mejor. Y en ese punto toda la gobernanza internacional: desde el FMI al BCE y por supuesto Bruselas están señalando ese camino para salir de la recesión de la pandemia. En cambio, el PP madrileño prefiere intentar privatizar la Sanidad cuando el mundo entero corre para hacer más y más colectiva.

Pero lo que no perdono a Jose Mari es haberse enamorado de Albert Rivera -y la verdad es que fue recíproco- hasta el punto de llegar a la fusión. Alguien pudo impedir la unión a tiempo.

Pero de aquel amor murió la carrera política de Albert, quien, ebrio de ambición, pasó en una noche de vicepresidente de España en número de votos a novio de Malú.

Aznar se consoló buscando un sustituto en el aparato lo más parecido posible a Albert y ahí tienen a Casado; y la que más se pareciera a Inés Arrimadas: y ahí tienen a Isabel Díaz Ayuso.

Pero ahí no tienen a ningún estadista. Porque mientras la Merkel se nutría de la ideología de la CDU y su economía social de mercado y se enfrentaba a una dictadura; Aznar y el PP vivían de los residuos de la clase media provinciana que heredaba a otra.

En cambio, el PP madrileño prefiere intentar privatizar la Sanidad cuando el mundo entero corre para hacerla más y más colectiva

En cuanto al soberanismo catalán de derechas… ¡Qué casualidad que Daniel Osàcar empiece a cantar ahora contra Mas!

Justo después de que el expresident haya anunciado que se queda en el PDeCAT para cargar con toda las corruptelas del pujolismo. Y a cuatro meses de las elecciones catalanas. Era el momento.

Mas se comerá los marrones convergentes y así el directorio, con la lucecita de Queralbs en el centro de la mesa camilla, que gestiona la herencia. Entonces volará limpio, libre y puro, su iluminado de Waterloo para alcanzar un día la plenitud soberanista. Y, mientras tanto, sus lugartenientes en la tierra el jugoso presupuesto de la Generalitat.

Tampoco se adivina en ello la forja de un estadista. Y mucho menos del fundador de un estado. Nos vamos a quedar, me temo, sin Merkel y sin Prat de la Riba.

* Periodista. Lluís Amiguet es autor y cocreador de ‘La Contra’ de ‘La Vanguardia’ desde que se creó en enero de 1998. Comenzó a ejercer como periodista en el Diari y en Ser Tarragona. Acaba de publicar el libro ‘Homo rebellis: Claves de la ciencia para la aventura de la vida’.

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