Ayer me dijo una amiga, un poco alterada por la situación, que los días anteriores y posteriores al 1 de Octubre ha reservado plaza en un pueblo tranquilo del Pirineo aragonés. Me recordó a los pamploneses que huyen del Sanfermín o a los valencianos que se van en tiempo de Fallas, dejando para otros el disfrute de los tumultos, los toros y los petardos.
También me vino a la memoria un Pensamiento de Blaise Pascal: «Cuando a veces he considerado las diversas agitaciones de los hombres, los peligros y las desgracias a los que se expone… he descubierto que todas las desgracias de los hombres se derivan de una sola cosa: no saber estar tranquilos en una habitación».
De acuerdo con el pensador francés, recomendé a la amiga alterada que disfrutara unos días de la montaña, y si no tenía ganas de andar por el monte que se quedase tranquila en la habitación. No es lo mejor que cabe hacer en la vida, pero hay algo peor: perder la paz.