No son los bares

Brindemos por la reapertura de los bares. Sí, pero con responsabilidad

22 noviembre 2020 15:43 | Actualizado a 22 noviembre 2020 15:45
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Mañana recuperaremos los bares, esos lugares «tan gratos para conversar», que cantaba Gabinete Caligari. No se trata de una noticia menor. Primero, porque de ella depende el pan de miles de familias, y después, porque en este país estos establecimientos son espacios vitales de la socialización y la camaradería, unos templos paganos donde compartimos con amigos y nos relajamos alrededor de unas cañas y unos pintxos. Y esto es lo realmente peligroso, el relajamiento. Porque, aunque han permanecido cerrados durante un largo –larguísimo– mes, no son los bares los responsables del incremento de contagios de coronavirus; no, ellos –al menos los que yo frecuento y conozco– lo han hecho bien: han separado las mesas, han desinfectado cada vez que alguien se iba o cuando un nuevo cliente pedía una mesa, han llevado siempre mascarilla… Pero nosotros, no. Nosotros cumplimos las normas en las calles, en los trabajos, en los comercios, en los museos… pero en los bares tendemos a relajarnos, a juntar mesas para estar con más amigos, a quitarnos la mascarilla incluso cuando no comemos o bebemos… Ojalá hayamos aprendido la lección y no volvamos a ser castigados con el cierre de bares y restaurantes, algo que está en nuestras manos. Disfrutar de todo lo que significan los bares bien merece un comportamiento cívico y el cumplimiento de las normas. Por la salud de todos y porque las miles de familias que trabajan y viven del sector hostelero no merecen –ni están en condiciones de soportar– un nuevo cese de su actividad. Brindemos por la reapertura de los bares. Sí, pero con responsabilidad.

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