En la mayor gala del fútbol, Leo Messi ha sido distinguido con su sexto Balón de Oro, que lo acredita como mejor jugador del mundo una vez más.
El oro y el incienso de los elogios lo pusieron los organizadores, con la afición detrás. Lo que puso Messi fue la mirra de la humildad: «Este es un deporte colectivo… yo no haría nada sin mis compañeros…». Le llueven los trofeos, pero sigue siendo humilde y mira al cielo cuando hace un gol.
Con la edad se va reinventando. Aprendió a regatear, a dar pases de gol exactos, a ejecutar faltas de modo perfecto…
Una historieta dice de alguien que era tan humilde, que le dieron la medalla de la humildad; pero al día siguiente se la quitaron, porque se la puso. Messi la habría dado a sus hijos para que jugaran con ella.