Oxígeno para el independentismo

Juncker y la portavoz de la Casa Blanca Heather Nauert han dado alas al soberanismo el día que comienza la campaña del 1-0. Y Rajoy sigue en Babia

15 septiembre 2017 09:08 | Actualizado a 15 septiembre 2017 09:12
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Pese a todas las amenazas y advertencias realizadas desde la Delegación del Gobierno en Catalunya, anoche dio comienzo la campaña del referéndum del 1 de octubre con un acto multitudinario en la Tarraco Arena Plaza. El aforo se llenó completamente y muchas más personas no pudieron acceder al recinto por falta de espacio.  El acto estuvo presidido por el president de la Generalitat, Carles Puigdemont, y el vicepresident, Oriol Junqueras. Ambos usaron el modo mitin en su tono más encendido, tal como propician este tipo de actos de ambiente electoral. En ambas intervenciones el desafío al Estado se expresó de forma abierta y algunas declaraciones destilaron incluso un aire sobrado. Cada vez que el Gobierno central responde con medidas coercitivas, la coalición independentista, lejos de amilanarse, incrementa el grado de arrogancia. Ayer incluso se permitieron anunciar que dejan de enviar a Madrid la contabilidad diaria de los gastos de la Generalitat, filtro con el que Montoro pretendía fiscalizar que no se desvíe ninguna partida para la celebración del referéndum. El Govern considera dicho requisito una medida de «control político» y ha cortado la información. El desafío ya es abierto, sin tapujos ni medias tintas. El frente independentista va a todas, envalentonado más si cabe por las declaraciones de  ayer del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, en las que reconocía que una Catalunya independiente no quedaría fuera de Europa, aunque debería iniciar un nuevo proceso de adhesión como han hecho todos los nuevos miembros. También han dado oxígeno al independentismo las palabras de la despistada portavoz del Departamento de Estado, Heather Nauert, al asegurar que EEUU «trabajará con el gobierno o entidad que salga del referéndum». Son  palabras poco relevantes, pero el asunto catalán empieza a llenar las salas de prensa de la cancillerías internacionales. Haría bien Rajoy en diseñar un plan B abierto al diálogo y a una consulta legal. Si cae en la trampa del 155 ya se puede despedir de Catalunya.

 

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