Un día vino al Diari y se encontró a un condiscípulo de las aulas de Periodismo, Vicente Amiguet. Tenía amigos en todas partes, también agnósticos y ateos, y periodistas críticos que le llamaban «la novia del Papa», pero Paloma Gómez Borrero se hacía querer, era divertida y natural.
En la Plaza de San Pedro, Zapatero salía de una visita a Benedicto XVI y le esperaban un buen grupo de periodistas y cámaras, al que se habían unido cientos de turistas españoles. De repente uno gritó: «¡Paloma!», y el grupo se desentendió de Zapatero y fue a saludarla y a pedirle autógrafos.
Fue la primera mujer corresponsal de TVE y llegó a ser tanto o más popular que Rosa Calaf, Victoria Prego y Teresa Campos.
Casada con un piloto italiano, no se sabe quién viajaba más. Acompañó a Juan Pablo II en sus 104 viajes y a Benedicto XVI en 23 de los 24.
La COPE fue su casa y los oyentes su amplia familia.