Para hacérselo mirar

La buena sintonía que ha querido aparentar el conseller de Territori i Sostenibilitat con la ministra de Fomento para nada ha beneficiado a las comarcas del sur de Catalunya. Más allá de buena voluntad, el Gobierno del Partido Popular no ha desencallado ninguno de los grandes proyectos de infraestructuras en las comarcas tarraconenses. Hay quien me dirá que eso no es verdad, y me venderá como un éxito que después de casi treinta años se han inaugurado 7,7 kilómetros de autovía desde Tarragona a El Morell. El discurso triunfalista podría continuar añadiendo que, probablemente antes de las elecciones, incluso podrá irse a Valls. Pero, ¿la gracia de esta autovía no estaba en que, como mínimo, llegara a Montblanc para poder conectar con la autopista? La capital del Alt Camp tendrá el honor de pasar a ser otro de los cuellos de botella de esta provincia. Y ya van unos cuantos.

Tampoco es para festejarlo que después de veinte años se acabe con el desdoblamiento de la vía Vandellòs-Tarragona. Un proyecto que se inaugurará desfasado –con ancho ibérico y tercer carril en una de las vías–, cuando lo que el territorio demanda es poder conectarse con el centro de Europa. El Estado no ha cumplido con Tarragona. Ni esta legislatura ni en los últimos veinte años. Repasar las inversiones en la demarcación es un día de la marmota con los mismos proyectos y las mismas mentiras todos los años. Y ni la Generalitat ni los tarraconenses no han sabido, o no han querido, hacerse suyas unas reivindicaciones que en cualquier otro sitio serían motivo de ofensa nacional. Hay razones para hacérnoslo mirar.