Fraga decía que los socialistas solo aciertan cuando rectifican. Sin llegar a tanto, la difunta Convergència ha acertado rectificando sus primeras horrorosas propuestas y bautizando al nuevo partido como Partit Demòcrata Català.
Es mejor y además, homologable. Su nombre se emparenta con el del presidente Obama, que casi asiste al bautizo, y con los partidos Demócratas, aunque también Cristianos, que construyeron Europa.
Es cierto que la renovación tiene un punto flaco, si uno piensa que Artur Mas militó 34 años en CDC; pero tuvo su camino de Damasco en 2012, cuando se cayó del caballo y oyó la voz de Forcadell.
El partido-taxi Demòcrates per Catalunya, escisión de Unió, ha amenazado con llevar al juzgado al nuevo partido por copiarle el nombre. No creo que ocurra: si encontraron acomodo en ‘Junts pel Sí’, también les harán un hueco, si no se ponen tontos, en la nueva formación.