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El promedio de la lectura de libros anuales según el CIS es de dos unidades por persona. Es un dato triste el hecho de que el 35% de la población, sin ningún pudor, dice que no lee nunca. Es una losa preocupante que se lastra desde siempre. Quizás tenga la culpa, la luz y el clima de ser un país mediterráneo, aunque también se deberían revisar los planes educativos. Se cierran diariamente dos librerías.
Las mujeres que suelen ser las primeras de la clase, leen más que los hombres, aunque profesionalmente cobren un 17% menos. Desde los inicios de la educación se debe impulsar el hábito y el placer por la lectura voluntaria, tener en las manos el libro adecuado, para el lector adecuado, en el momento adecuado.
La lectura es un deseo, se debe aplicar el hecho de tener comprensión lectora, momentos de sosiego, leer, entender y vivir otras vidas que nosotros no podemos vivir. Es además tener una actividad, una independencia de criterio, estar menos solos, reflexionar, debatir…
Hay personas que entran en la librería sin tener una idea concreta del libro que desean, miran y remiran en los anaqueles y si tienen la suerte de encontrar un buen profesional son capaces, si su peculio se lo permite, adquirir todo aquello que se le recomienda. Esta es mi experiencia.
Visitación Juárez Laiz
(Tarragona)
