La vida de Pedro Sánchez es una combinación de suerte y voluntad.
La suerte: en 2008 fue a las listas para el Congreso y no salió, pero al año siguiente dimitió Solbes y Pedro, siguiente en la lista, fue diputado. En 2011 otra vez, elecciones y tampoco obtuvo el acta, pero dimitió Cristina Narbona y él, de nuevo siguiente en la lista, fue otra vez diputado.
La voluntad: en 2016, siendo secretario general del PSOE y diputado, dimitió de todos los cargos al no poder imponer a su partido el «no es no» a Rajoy.
No se da por vencido y en el próximo congreso del PSOE vuelve triunfante. En 2018 gana la moción de censura contra todo pronóstico, pero debe dimitir al no aprobar los presupuestos. En 2020, siempre por los pelos, vuelve a triunfar.