Peligro, hemos perdido el miedo

Dicen los alpinistas que lo más peligroso de ascender a una cima es el descenso. Quizá deberíamos tener en cuenta esta imagen y adaptarla a la situación actual.

Y es que pareciera que, después de la lección de civismo y responsabilidad que ha dado la sociedad en su conjunto durante el confinamiento –siempre hay algún cafre, pero han sido una ínfima minoría–, con la entrada en la desescalada se nos haya olvidado todo lo que hemos pasado y hayamos perdido la conciencia sobre lo que puede venir si se impone el irrespeto a las normas.

Digo esto después de haber visto numerosas imágenes de personas que se han pasado por el arco de triunfo la principal recomendación, la de la distancia física. Me temo que hemos entrado en esa fase en la que hemos perdido el miedo. Nos lo han rebajado esas cifras que, todavía intolerables e inasumibles, damos por positivas y esperanzadoras, al venir de donde veníamos.

Nos lo han reducido también esos cambios de fase que nos hacen creer que el riesgo mayor ya ha pasado. Y, sin embargo, nada hay más peligroso que esa frase tan oída estos días de «¿quién dijo miedo?». Porque la irresponsabilidad siempre es valiente. Es verdad que no se puede vivir siempre con miedo, pero no es menos cierto que de temerarios están los cementerios llenos. No nos vendrían mal un poco de miedo y un mucho de sentido común.