El desenlace judicial del procés se encuentra en estos momentos en manos de la Audiencia Territorial del land alemán de Schleswig-Holstein. El juez de instrucción de la pequeña localidad de Neumünster, ante el que compareció ayer Carles Puigdemont, decidió prolongar su custodia policial hasta que el tribunal superior del estado federal dilucide la petición de extradición cursada por la justicia española. El asunto debe estar ventilado en 60 días que puedan ser prorrogados hasta los 90 sin ningún nuevo plazo. La justicia alemana hace gala de una envidiable agilidad, propiciada (dicho sea de paso) por disponer del doble de recursos que la española. Así pues, a lo sumo en tres meses, el dictamen de los jueces de Schleswig-Holstein marcará el desarrollo del conflicto que en estos momentos agobia la convivencia en Catalunya. Si el tribunal alemán concede la extradición por todos los delitos achacados, el independentismo recibiría un golpe definitivo y propiciaría un negro panorama para todos los dirigentes políticos encarcelados o procesados. No se olvide que fue el propio Puigdemont quien con su decisión de trasladarse a Bélgica buscaba el amparo de los tribunales europeos. Ciertamente, la estrecha colaboración judicial entre Alemania y España, refrendada por las buenas relaciones de los gobiernos conservadores de Merkel y Rajoy, auguran unos negros nubarrones sobre el cielo de Puigdemont. Peo tampoco no es menos cierto de que, a diferencia de lo que sucede en España, nadie se atreve a dudar de la independencia de los tribunales germanos. Por ello, tampoco sería de extrañar que el fallo beneficiara a Puigdemont, en su totalidad o en parte, con una autorización de extradición limitada a sólo una parte de los delitos imputados. No se olvide que el relato del juez Llarena ha levantado no poca controversia entre la judicatura europea. Un revés al magistrado sería una patada a Rajoy que se vería obligado a dejar paso a otros políticos con capacidad de negociar, sin cargas previas, una solución política al conflicto catalán. Alemania decide.