Cuando Allende llegó al poder en Chile, se le ocurrió enviar de embajador en Cuba a Jorge Edwards. Al poco Fidel Castro lo expulsó y gracias a ello nació su novela ‘Persona non grata’, celebrada por los lectores, aunque odiada por Fidel.
La expresión Persona non grata nació para el uso diplomático, pero se ha extendido y ahora viene a significar que a alguna comunidad cierto personaje le cae gordo, con perdón de los obesos.
Felipe VI ha sido declarado Persona non grata en varios pueblos de Girona; Rajoy, en Pontevedra; Felipe González, en Venezuela; Montserrat Caballé, en Azerbayán…
La ministra de Sanidad, Dolors Montserrat, se ha librado por poco de serlo en su propio pueblo, Sant Sadurní de Noia. Gracias a que no prosperó, seguirá siendo grata la noia de Sant Sadurní.