¿Pinta algo la Regió de Tarragona?

Ballesteros y Pellicer se han conjurado para recuperar la estación que dejaría la alta velocidad al pie del Aeropuerto

30 noviembre 2018 01:36 | Actualizado a 30 noviembre 2018 01:39
Se lee en minutos
Participa:
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

Temas:

Los alcaldes de Tarragona y de Reus, Josep Fèlix Ballesteros y Carles Pellicer, respectivamente, mantuvieron ayer una reunión para reactivar el pacto de alcaldes del pasado mes de abril para presionar a la Administración central para que ejecute el plan ferroviario que los ediles de las principales ciudades de la Regió de Tarragona consensuaron entonces. Contrariamente a lo solicitado, la primera respuesta de la Administración central ha sido suprimir la estación intermodal del Corredor Mediterráneo que se había proyectado junto al Aeropuerto de Reus, a medio camino de Tarragona, junto a la T-11, cordón umbilical por el que ambas ciudades permutan su latir cotidiano. La estación intermodal sufrió el primer revés con los recortes del 2010 cuando los trabajos de movimiento de tierras ya habían comenzado. Posteriormente se rehizo el proyecto inicial, presupuestado en 64 millones de euros, por otro más comedido, pero el  equipamiento seguía vigente. El último paso ha significado el carpetazo a la instalación que debía permitir una conexión directa del ferrocarril con el Aeropuerto de Reus, ni más ni menos que como se ha proyectado en el Aeropuerto de Girona con la línea del AVE hacia Francia. Ballesteros y Pellicer se conjuraron ayer con frases rotundas, contundentes: «La estación intermodal es irrenunciable», dijo el alcalde de Tarragona. «Tenemos unidad, proyecto, liderazgo y firmeza», remató su homólogo de Reus. Con tantas virtudes cualquiera diría que el Ministerio de Fomento será incapaz de denegar definitivamente la deseada estación. Nadie duda de que Tarragona y Reus suman de todo. De todo menos capacidad de influencia, la única virtud que realmente cuenta a la hora de arrimar el agua al molino añorado. Dado que el trazado no lo impide, que el proyecto está redactado y que muchos de los recortes se han empezado a revertir, no puede darse por perdida la batalla de la estación intermodal. Otra cosa es que nuestros dirigentes políticos tengan fuerza suficiente como para ir más allá de las bravatas del afrentado.

 

Comentarios
Multimedia Diari