Pito, pito, gorgorito

Este virus nos ha enseñado, precisamente, que los factores genéticos y ambientales son más determinantes a la hora de expirar que todo cuanto puedas hacer por tu salud
 

02 noviembre 2020 11:00 | Actualizado a 02 noviembre 2020 11:46
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El Simon say’s es un juego infantil donde los jugadores deben hacer aquello que Simón dice para no resultar eliminados. Hace doscientos días comenzó la pandemia y el virus nos tiene acorralados, ya nadie no conoce a alguien que esté padeciendo la enfermedad. Hemos interiorizado al coronavirus tan profundamente como la misma idea de dios, y estamos esperando temerosos el momento de enfrentarnos con ese hijo del diablo.

#EstoNoEsUnJuego es una campaña publicitaria del Ministerio de Sanidad para concienciar a los jóvenes. En el anuncio aparecen unos chavales divirtiéndose como en la fiesta del Castillo de El Catllar que ya escondió a los prófugos en la Guerra civil. No les han pedido que cojan un fusil y vayan al frente como a sus bisabuelos, solo que escuchen las bombas y renuncien temporalmente a su derecho al ocio nocturno.

Mientras beben tras el encierro, en Pamplona, suena la canción infantil Pito, pito, Gorgorito, ¿dónde vas tú, tan bonito? Luego sale un joven entubado en una UCI que va directo a la era de su abuela, porque le ha cogido el toro sin mascarilla. Se llevan en ambulancia a un señor que podría ser el padre del joven y, estableciendo una relación directa entre la causa y el efecto, No matarás, dicen Pim, pam, fuera mientras en la imagen aparece un féretro.

En los años noventa comenzaron a ilustrar los paquetes de tabaco con imágenes espeluznantes de enfermos para educarnos a base de repulsa y disuadirnos mediante el miedo y el esperpento. Hasta entonces, la pedagogía social invitaba a cuidar de los ciudadanos y era frecuente que los estados prohibieran películas como La Naranja Mecánica, evitando hacer pornografía con el dolor que pudiera herir la sensibilidad colectiva. Desde ese momento se abrió un camino para educarnos a palos en contraste con el modelo pedagógico de los hijos.

El Hashtag #EstoNoEsUnJuego explota esa idea de que como eres el responsable de tu salud, eres el culpable de tu muerte, pero da un paso más en la culpabilidad, respondes de tu muerte y de la de quien te abre la puerta al llegar a casa. No es qué has hecho para merecer estar muerto, como se preguntan los deudos en los funerales, sino, según parece, cruzarte con la cara del asesino que te infectó. Aunque resulte contradictorio porque esa canción infantil se utiliza, como Antón Pirulero, para expresar que quién se queda y se va de la partida, solo depende del azar.

No permita que esos políticos incapaces de guardar la compostura se escaqueen de la responsabilidad de ser sus mandatarios, la de un buen padre de familia, y te pasen el muerto 

Pito, pito, gorgorito ha recibido duras críticas también de sindicatos preguntándole al ministro de Sanidad: ¿Por qué no hace campañas publicitarias con el China-china, Capuchina en las empresas? También por jóvenes que proponen un spot de unas zapatillas jugando a Oro y plata a la entrada del colegio. O con, «en un café se rifa un gato, al que le toque el número cuatro», en referencia a la Hostelería. O con, «Todos cuentan hasta ocho, en la casa de Pinocho», con imágenes de la fiesta que celebraron un centenar de políticos en el casino de Madrid la noche que decretaron el estado de alarma. Y a la que asistió el autor de la campaña del botellón, quien sigue siendo ministro de Sanidad.

Este virus nos ha enseñado, precisamente, que los factores genéticos y ambientales son más determinantes a la hora de expirar que todo cuanto puedas hacer por tu salud. Parece confirmar que la fecha está escrita y la suerte influye, no ya en infectarte o no, o contagiarlo o no, sino en tu capacidad para defenderte del diablo. Pues nadie sabe por qué unos se entienden con él y se va sin dejar rastro en su organismo, y a otros se los lleva a un infierno del que no regresarán, al menos como estaban la semana anterior.

Al comenzar la pandemia el gobierno parecía sentirse el garante de la salud colectiva, pero pronto, a finales de abril, nos trasladaron la responsabilidad conforme al principio anterior. Hemos pasado del Resistiré a un vacío de poder en el que puedes quedar eliminado, aunque hagas lo que Simón dice. Si el gobierno niega la existencia del comité de expertos, Simón dice que es mejor no publicar la lista de sus componentes y el comité de expertos afirma que no existe Simón, es que, como dice nuestro admirado colega tribuno, Rafa Muñoz, han cantado línea y seguimos jugando para bingo.

En Tráfico parten de la premisa falsa de que todo accidente se debe al factor humano y en los cursos te inyectan el horror como en la película, y siguen con misma la gaita de responsabilizarnos de nuestra muerte y ahora de la del prójimo. Pero no permita que esos políticos incapaces de guardar la compostura se escaqueen de la responsabilidad de ser sus mandatarios, la de un buen padre de familia, y te pasen el muerto.

Esto de la vida sí es un juego y hace unos días, en el ascensor de un hospital, subí con una señora que soplaba Pito, pito, gorgorito con una flauta que se había fabricado con el fémur del último desdichado que se llevó. La pedagogía social debería tener maneras no ideadas por Freddy Krueger para lograr el aprendizaje emocional y conseguir que las personas tomen consciencia de la situación y sean capaces de quedarse en casa. Quédate, tío, #NoHagasComoElMinistro.

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