Plan de fuga

Lo que ahora llaman desconexión no es más que una forma de egoísmo

19 mayo 2017 18:11 | Actualizado a 21 mayo 2017 15:10
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El secesionismo, que siempre ha tenido la virtud de la paciencia, está perdiendo los nervios. Ha acelerado sus vetustos planes en la Diada menos concurrida pero más terca. Puigdemont, que en el único sitio donde tienen menos pelos es en la lengua, planteará este mismo mes de septiembre un referéndum para Cataluña, mientras los demás catalanes amoris causa, hayamos nacido donde hayamos nacido, nos preguntamos por qué no cuentan con nosotros. El terrible concepto de patria abarca no sólo el sitio donde se nace, que no se elige –a mí me nacieron, decía Unamuno, que era español por los cuatro costados–, sino también en el lugar donde se pace o donde nos cae más cerca el campanario de la iglesia, que hay que confesar que es bastante birriosa, pero es la nuestra. Lo que ahora llaman desconexión no es más que una de las múltiples formas de egoísmo. Primero yo, después de mí nadie que no se haya puesto a aguardar turno, y después de nadie, el que pueda colarse aunque sea a codazos. Por quinta vez desde 2012, la Asamblea Nacional Catalana, menos conocida por la ANC, consiguió una manifestación en verdad multitudinaria, pese a no haber superado las cifras anteriores. Hay que estar tuertos o ciegos de ambos ojos para no divisar que esto es un clamor que nada o muy poco tiene que ver con el ‘no’ de Rajoy, ni con la torpe estrategia de Pedro Sánchez. Sería muy burdo resumir el maniatado lío tirando de un sólo hilo de la madeja. Los que tejieron el ovillo fueron nuestros mayores, pero nunca está bien hablar de los muertos, ya que pertenecemos al mismo bosque innumerable.

Lo que sea, sonará, pero hay que tener oído porque a veces el eco anticipa el estruendo. En el aniversario del 11-S, el envejecido presidente de EEUU, Barack Obama, dice que la diversidad es la esencia de su gran país. No es cierto, claro, y él lo sabe porque fue negro antes de ser presidente. Habrá que ver, a nuestra escala, lo que serán los catalanes cuando dejen de ser españoles.

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