Podemos o no Podemos

La pelea de uno de sus directivos con la Agencia Tributaria no es una buena carta de presentación

19 mayo 2017 23:27 | Actualizado a 22 mayo 2017 21:44
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Este nuevo partido que ha irrumpido con fuerza en el escenario político del Estado español despierta interés, por unos u otros motivos, en muchas ciudadanas y ciudadanos próximos votantes de las numerosas y cercanas elecciones que se avecinan. Pero en realidad es en cuanto a muchas cuestiones un futurible y por lo tanto no se puede predecir con exactitud lo que pasará, dejando a salvo las encuestas.

Pero en cambio lo que sí ya no pertenece al futuro, sino que son hechos objetivos que ya se pueden contrastar, son sus fortalezas y sus debilidades que intentaremos desarrollar en este artículo.

La primer fortaleza ha sido y es su don de la oportunidad. Surge en el momento de mayor descontento por los recortes económicos y sociales, debidamente aderezados con la visión de que no han afectado a todos por igual, sino que al revés . Es decir, que ha habido algunas minorías que han mejorado sus estatus y lógicamente la ciudadanía piensa que a su costa .

Pero esta fortaleza lleva en sí misma su propia debilidad. Y es la de que se pueda pensar en lo que se llama ser oportunista . O sea, no es suficiente para triunfar estar en el lugar oportuno en el momento oportuno, porque esto puede ser cuestión de suerte o de listeza. Pero para triunfar es preciso hacer más cosas a lo largo del tiempo. Es decir, mantenerse, y para ello siempre es necesario trabajar mucho, lo cual siempre es mucho más difícil que el hecho de hablar bien.

La segunda fortaleza es su potencia mediática, lo cual tiene un mérito enorme y demuestra, por parte de sus directivos, unos grandes conocimientos e inteligencia al respecto. Es decir, como sin estar presentes más que en el Parlamento Europeo y de forma minoritaria, salen constantemente en los medios y en las redes sociales. Creo que se puede decir que más incluso que los partidos políticos tradicionales. Pero la debilidad de esta fortaleza es que se pueda ver un poco como si fuera un grupo político virtual, es decir, que siendo más o menos real su diagnostico, por lo menos en cuanto al enfado de los votantes y las causas, lo que parece un poco virtual son sus soluciones contando sobretodo que estamos dentro de Europa para lo bueno que ha sido mucho, sobre todo para el Estado español, porque conviene recordar de dónde venimos y no hace tantos años de ello. Y estamos también en Europa, como es lógico, también para lo malo.

La tercera fortaleza de Podemos es que no han sufrido nunca el desgaste de los partidos políticos tradicionales, por la sencilla razón de que no han estado nunca, ni a nivel de Estado, ni a nivel autonómico, ni a nivel local, ni en ningún gobierno ni en ninguna oposición. Y por lo tanto tienen la gran atracción de lo que es nuevo, con sus círculos y sus votaciones electrónicas.

Pero la debilidad de esta fortaleza estriba en que ello implica una falta de experiencia de gobierno y de oposición. Ya se sabe que se puede pensar que a veces es mejor no tenerla porque así se evitan ciertas cosas. Pero es lo cierto que se tenga o no lo que si es necesario y ello no se acredita demasiado en sus propuestas de acción, es saber exactamente lo que se puede hacer o no en un gobierno, según sus competencias legales. O si se pretenden cambiar las leyes, conocer los quórums, es decir, los votos a favor necesarios para poder cambiarlas. Es decir, mayorías absolutas para leyes importantes o incluso procedimientos más complicados si ya se habla de modificar la Constitución.

Y la cuarta y última fortaleza vendría representada por su deseo de la ética en la política elevada al máximo grado, lo cual es totalmente necesario en estos momentos, conectando muy bien con la ciudadanía en el tema de la corrupción. Y aquí su debilidad vendría representada por el hecho de que denominar ‘casta’ a los partidos tradicionales puede que ofenda o menosprecie a tantos directivos y militantes que realmente han trabajado o trabajan con honestidad. Y a su vez alguna reciente pelea de uno de sus directivos con la Agencia Tributaria no parece una buena carta de presentación, y no desde un punto de vista legal que está por ver, sino desde un punto de vista, como mínimo, estético. En todo caso y de aquí a finales de año o principios del próximo, este grupo político más bien futurible se habrá convertido en realidad y sabremos exactamente dónde estamos. Pero como mínimo una cosa ya han conseguido y es que los otros partidos políticos han tenido que cambiar algunas formas y ponerse en marcha .

Y si bien y como se expresaba al principio de este artículo hay cosas que no se pueden predecir, sí me atrevería a manifestar una cosa que los partidos políticos tradicionales no dirán a Podemos. Y lo que creo que no les dirán es la letra de la canción cuando dice: «Perdóname si te llamo amor».

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