Política futbolizada

05 enero 2021 09:20 | Actualizado a 05 enero 2021 11:30
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Los que somos futboleros estamos acostumbrados al mercadeo de jugadores cada temporada. Ahora estamos con que si Messi se va del Barcelona o si Sergio Ramos renueva con el Madrid o también se va. El futbolista con menos apego a un escudo de la historia es seguramente el uruguayo Sebastián Abreu, que ostenta el récord de haber vestido la camiseta de 29 equipos, el Deportivo de La Coruña y la Real Sociedad entre ellos. Ya no nos sorprende nada después de haber visto a Figo de blanco o a Luis Enrique de azulgrana. Y lo mismo empieza a suceder en la política, donde el transfuguismo es cada vez más habitual e inverosímil.

Los políticos cambian de chaqueta como quien va a comprar el pan: con una naturalidad pasmosa. Cruzan de derecha a izquierda o de federalismo a independentismo sin ningún rubor. Carles Castillo ha pasado de representar al PSC en una concentración de Sociedad Civil Catalana a enrolarse en ERC y Rubén Viñuales y Lorena Roldán han abandonado Cs para sumarse al PSC y el PP, respectivamente. Los tres aseguran que sus ideas y valores son los mismos de siempre, que los que han cambiado son sus antiguos partidos. Los tres van arriba en las listas de sus nuevas formaciones para las próximas elecciones catalanas. Quizá eso también ha influido en su trasvase. ¿Interés general o beneficio propio? Sea como sea, con tanto fichaje los ciudadanos ya no sabemos ni lo que votamos. Si al menos los políticos tuviesen cláusulas de rescisión, como los futbolistas, los partidos podrían pagarse traspasos y nos ahorraríamos financiaciones en B, sobres o mordidas del 3%.

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