Populismo

El populismo no está en diccionario, está en la boca de los políticos. De derecha y de izquierda. Al menos en la boca de los que no son de Podemos. En el DRAE encontramos populista («perteneciente o relativo al pueblo»), no ese término que a todos les ha dado por utilizar como si fuera el agua bendita de un exorcista. Populismo es el nuevo contubernio. Tiene el mismo matiz peyorativo. Contubernio lo acuñó el diario falangista ‘Arriba’ para referirse al IV Congreso del Movimiento Europeo, a la reunión de 5 al 8 de junio de 1962 en Múnich de los políticos antifranquistas (salvo el PCE). Cuando Salvador de Madariaga proclamó: «Hoy ha terminado la Guerra Civil». Cuando los franquistas replicaron: «Lo único que pueden hacer en Múnich es cerveza». Pero el término cuajó. Populismo también, igual que casposo hace años. El populismo es muy casposo. Su enarbolación como objeto arrojadizo, también. Enarbolar, referido a un caballo, es encabritarse.