Proteger la Tierra

¿Cuáles son los efectos para la salud de la contaminación que sufrimos en TGN?

19 mayo 2017 22:28 | Actualizado a 22 mayo 2017 18:03
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Demasiado oído pero demasiado poco escuchado… Desde hace unos días nos ha sorprendido la noticia del Vaticano: el Papa presenta una encíclica sobre el medio ambiente. ¿Sabe y puede Francisco hablar sobre este tema? A los entendidos en el tema no deja de asombrar…

El Dr. Josep María Sabaté i Bosch explicaba en clase, en la URV, que el primer Papa que había hablado sobre medio ambiente era el impulsor de la primera encíclica social, León XIII en 1892. Desde aquel entonces ha pasado ya mucho tiempo…

En estas décadas transcurridas, las ideas y percepciones ganan fuerza porque se robustecen con datos estadísticos. La realidad se presenta más objetiva si hay cifras sobre la continua pérdida de biodiversidad en la selva amazónica, el derretimiento de los glaciares del Ártico, la sobrepesca en los océanos y la contaminación del suministro de agua dulce en el mundo. Sin embargo, los datos y las ideas se alejan si no están en nuestra realidad más cercana, la que experimentamos cada día: ¿Qué tanto por ciento más elevado de enfermedades respiratorias y cánceres tenemos en Tarragona que en otros lugares?; ¿cuáles son los efectos para la salud de la contaminación atmosférica que sufrimos en el Camp de Tarragona?; ¿qué influencia negativa ejerce en relación con la fertilidad/fecundidad de nuestra zona?

La protección de los derechos humanos y el respeto de la dignidad humana es un tema de todos, también de los hombres del Vaticano. El medio ambiente es un bien colectivo. La falta de conocimiento sobre nuestro propio medio ambiente, sobre la salud pública y demográfica conlleva a una interpretación poco adecuada e incoherente de la realidad y a una reducción utilitarista de las relaciones con otras ciencias.

Son relaciones necesarias para avanzar hacia el futuro de la humanidad, en la ordenación de los territorios y para aprobar políticas sociales y demográficas respetuosas y enriquecedoras de la variedad ambiental, poblacional, social y cultural.

Actualmente, en el siglo XXI, las tendencias actuales de la población muestran un mundo en el que las reservas naturales y materiales se encuentran mal repartidas, con un rápido envejecimiento y descenso de la población, con pocos niños (más de la mitad hijos únicos), con ancianos solos subsistiendo con exiguas ayudas públicas y con un estancamiento cultural y económico grave.

Quizá desde el Vaticano nos vienen a decir que es importante y urgente, sensibilizarnos más con la protección del Planeta y el cambio climático. El uso de las biotecnologías, la distribución de los bienes básicos y los nuevos estilos de vida pueden estar generando más desequilibrios ambientales y personales, donde el hombre se pone en contra del propio hombre.

Es cosa de todos, comenzando por lo pequeño y a nuestro alrededor, lograr una mejor distribución poblacional y material que contribuya a crear mejores condiciones de vida e impulsar el desarrollo económico y social y la mejora humana en todas las sociedades. Ni por exageración y alarmismo, ni por pasotismo, se resuelven los temas. Si bien es necesaria la sensibilización, urge el entendimiento para pasar a la acción.

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