¡Que vienen los rusos!

04 noviembre 2020 15:48 | Actualizado a 04 noviembre 2020 15:54
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Así se titulaba una película yanqui de hace una treinta de años. 

Hoy sería un grito de esperanza para los miles de comerciantes que acaban de echar el cierre, ante una nueva orden de la Generalitat. Quizás necesaria. Quizás tardía.

Hace un par de años. Aquí cerca, en la calle Monterols y delante de la Casa Navàs podías encontrar decenas de rusos, bolsa o cámara en ristre, sin remilgos a la hora de sacar el billetero.

Es cierto, algunos ya lo han olvidado, pero desde el Mercado Central a la más humilde «botigueta», todo el mundo colgaba rótulos en la caligrafía cirílica para atraer a los visitantes del Este de Europa.

Pero después de las vacas gordas, vinieron las vacas flacas y con las riñas internacionales por los mercados, el rublo dio un paso atrás y el dólar se juntó con el euro. Mientras tanto, Putin se consolidaba como el zar moderno de todas las Rusias, en el país más grande del mundo, por su extensión.

Sus valores democráticos y morales ya son otra cosa; no puede dar lecciones a nadie. Desde que eran puramente soviéticos, y, a pesar del batacazo que su comunismo sufrió, han continuado con sentido imperialista. 

Yo creo -aunque no lo veré- que habrá un gran conflicto en Asia, a medio plazo. Rusia no pude extenderse más, ni en el continente oriental, ni en otros, por la sencilla razón de que China, el verdadero gigante asiático, les ha tomado ya la delantera, con inversiones en muchos país de Asia, África y América. Nos viene a la memoria aquellos comentarios periodísticos que tildaban a China, a Japón incluso, a Corea, como «tigres de papel». Pues en veinte años se han convertido en cocodrilos de acero, dispuestos a comerse el mundo.

Entonces ocurre que en un pequeño país llamado Catalunya, aparecen unos iluminados que prometen el paraíso y no solo desean tener un ejército (para defenderse ¿de quién?) es decir, poder hacer una buena lista de cargos para sus adláteres y otros encarguitos a las fábricas que se habrían de crear para el suministro de armas, uniformes, cohetería varia, etc. Como Hitler hizo en la decaída Alemania de 1930, se acabaría el paro con estas inversiones.

Lo último ha sido la «Operación Voljov». Estoy impaciente, aunque pasarán semanas, por saber el resultado: si es para reír o es para temblar. Porque si resulta cierto que hubo conversaciones con algunos diplomáticos rusos para una posible ayuda militar a Catalunya, se nos debería caer la cara de vergüenza a todos. Sería el hazmerreir de Europa.

Que vengan los rusos, pero para disfrutar de la Costa Brava y de la Costa Daurada como hace muy poco. Que el neozar Putin dé un ukase ordenando la invasión catalana con la chequera lista.

Ángel Camacho: Abogado y periodista.

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