Retirar el 155... i la DUI

Si Puigdemont acude al Senado con ánimo conciliador hay que aplaudirle. Si va a pelear se puede ahorrar el viaje

 

24 octubre 2017 09:22 | Actualizado a 24 octubre 2017 09:27
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El president de la Generalitat, Carles Puigdemont, tiene previsto acudir al Senado para defender personalmente las alegaciones a la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Es una buena decisión si va acompañada de otros gestos que pueden ayudar a reconducir la grave situación por la que atraviesa en estos momentos Catalunya. Si Puigdemont acude a la Cámara Alta con ánimo conciliador y con propuestas concretas de distensión, su comparecencia ha de aplaudirse de antemano. Si por el contrario se presenta ante los senadores con intención de aprovechar la repercusión mediática (incluso a nivel internacional) de su comparecencia, sin dar un solo paso hacia el entendimiento, puede ahorrarse el viaje. La señal decisiva que debe aportar Puigdemont es el descarte, sin la menor duda, de la declaración unilateral de independencia (DUI). Si así sucede, el Gobierno central, debería corresponder con la paralización de la tramitación del artículo 155. No basta con «adaptar» las medidas que contempla dicho artículo, como dijo ayer la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. El 155 debe devolverse íntegro a los corrales. Tanto la DUI como el 155 son dos artefactos diabólicos que pueden causar daños irreparables a Catalunya y a España. Una declaración unilateral de independencia con un país dividido en dos mitades casi idénticas, con toda la comunidad internacional en contra, sin estructuras administrativas que ofrezcan la más mínima garantía, con el sector económico en desbandada y con una sociedad civil tensionada y enfrentada es de una irresponsabilidad inusitada. Del mismo modo aplicar el artículo 155 de la Constitución con toda la batería de medidas anunciadas, que significarían un estado de excepción de facto, con la destitución del Govern en pleno y la relegación del Parlament a una función decorativa, demuestra no haber entendido el verdadero alcance del problema. Catalunya no necesita en estos momentos ninguna DUI ni ningún artículo 155. Lo que es urgente es que Puigdemont y Rajoy recuperen la cordura y abran una vía hacia el diálogo sosegado, desoyendo los rugidos extremistas que presionan a ambos y que amenazan con llevar a los ciudadanos al desastre. Señores, ni DUI ni 155: diálogo y pacto. 

 

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