Saldremos de esta, pero, ¿«todos juntos»?

Nos prometieron que de esta saldríamos «todos juntos». También nos dijeron que «el virus no entiende de territorios». Pues entonces alguien debería explicarnos por qué hay tanta disparidad al aplicar las medidas. Por qué, por ejemplo, en Madrid, con el estado de alarma en vigor, los bares y restaurantes permanecen abiertos y en Catalunya, sin alarma y con menos casos, se han visto obligados a cerrar. O por qué aquí no pueden reunirse más de seis personas mientras en otras ciudades, incluso con peores datos que los de Tarragona, pueden hacerlo hasta diez. O tantas y tantas cosas que carecen de sentido… Me temo que gran parte de la explicación a todas estas incongruencias –y a alguna más– hay que buscarla en los políticos que nos dirigen y en sus luchas partidistas e incluso personales. Lo decía ayer el Premio Nobel de Medicina 2011, Jules Hoffman, experto en inmunología, que considera que el papel de los políticos tendría que ser «apartarse y simplemente apoyar la investigación». Y lo admitía el presidente cántabro, Miguel Ángel Revilla: «Cantabria va mejor que otros sitios, probablemente, porque los políticos no pintamos nada en esta materia». Sí, ellos son una gran parte del problema. Y si seguimos así, sin criterios únicos, ya no sé siquiera si saldremos de esta, pero lo que está claro es que, de conseguirlo, desde luego no será «todos juntos».