Construido sobre un antiguo convento trinitario, desde 1847 El Liceu ha sido escenario de muchas representaciones. La primera, un drama sobre Don Fernando de Antequera. La burguesía catalana ha gozado de sus veladas, no desprovistas de tragedias, como los incendios de 1861 y 1994, y, en medio, la bomba anarquista de 1893 que dejó veinte muertos.
Ayer el tenor fue Pedro Sánchez y su libreto, los indultos. Todo lo que dijo, en su discurso de media hora, iba en la línea del reencuentro.
Pere Aragonès reconoció que es un primer paso, aunque insuficiente, si bien no asistió y se fue a Amposta para guardar distancias, no por el temor al virus, sino a Puigdemont.
Hoy los indultos serán aprobados, pero el reencuentro, si lo hay, durará años.