Sangre en las aulas

Los padres y los profesores deben hacer el propósito de vivir más cerca de los adolescentes

19 mayo 2017 23:00 | Actualizado a 22 mayo 2017 21:24
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El crimen de un alumno de 13 años en un Instituto de Enseñanza Media de Barcelona ha estremecido a todo el mundo escolar y a las familias de toda España. El niño mató con un golpe de machete y una ballesta a un profesor, Abel Martínez, que solo lleva una semana en el centro porque cumplía una sustitución. Además hirió a dos profesores y a dos alumnos.

El alumno, que no tiene responsabilidad penal al ser menor de 14 años, está siendo examinado por psiquiatras en el Hospital de San Juan de Dios de Barcelona. Los padres en estos casos asumen una responsabilidad subsidiaria. El alumno tiene una hermana en el mismo centro educativo.

Todos los testigos confiesan que el autor del crimen era un “chico normal”, procedente de una familia muy normal de clase media y que estudiaba en un instituto, el Joan Fuster, ubicado en un barrio de clase media, que se distingue por ser un buen centro educativo, nada conflictivo.

Y, sin embargo, el chico de 13 años había fabricado en su casa una ballesta, llevaba un machete, tenía material para fabricar cócteles molotov, había elaborado una lista de 25 personas para asesinar… y un largo etcétera. Dicen los testigos que debió tratarse de un brote psicótico. Es posible. Pero preguntamos ¿no llamó a nadie la atención sus expresiones megalómanas en los últimos días? ¿Nadie reparó que el chico tuviera un post en Facebook delirante? ¿Los padres tampoco se dieron cuenta de nada? ¿No conocían sus delirios megalómanos? ¿Y su ballesta?

Un brote psicótico no aparece de la noche a la mañana, sino que hay un proceso de estrés en la mente y el comportamiento del paciente que culmina un día, normalmente tras no dormir durante algunas noches. ¿Nadie se dio cuenta? Antes del brote hay crisis de ansiedad, de apatía para las cosas, de pesadillas, de no dormir, y el paciente se vuelve taciturno, tiene sueños delirantes. ¿Nadie se dio cuenta? Estos brotes aparecen normalmente en primavera cuando brotan los árboles y los frutales florecen. La naturaleza se vuelve exuberante.

En las escuelas deben vigilar más los comportamientos especialmente de los adolescentes, porque en primavera les brota más no solo su adolescencia, sino con más fuerza los sentimientos, las pasiones. ¿Cómo se educan hoy a los adolescentes en las escuelas? ¿Hay reuniones de los profesores o tutores con los padres? ¿Se desentienden los padres de los alumnos? La familia no puede vivir al margen de la escuela, puesto que es la primera responsable de la educación de los niños y adolescentes.

Los padres responsables de la educación de sus hijos

Se suele acusar a los padres de preocuparse u ocuparse poco de los hijos dejando su educación en manos de la escuela. Grave error. En un estudio reciente de las Naciones (Unidas demuestra que los niños sólo pasan en la escuela un 10,5 por ciento de su tiempo. Descontando las horas de dormir, el niño y el adolescente pasan fuera de la escuela cerca de un 55 por ciento de su tiempo.

Los padres, como primeros educadores de los hijos, no pueden desentenderse de ellos, no ya del rendimiento escolar, sino de su comportamiento, de los valores que deben aprender para ser hombres y mujeres íntegros el día de mañana. No se trata de aparcar a los hijos en escuelas, clases de gimnasia o deportes, clases de música, clases de lengua, deberes… El niño y el adolescente necesitan del trato y el cariño de sus padres, aunque a veces parece que lo desprecian, en el caso de los adolescentes.

Se han hecho minutos de silencio por todo el ámbito escolar catalán y muchos actos públicos han comenzado con un minuto de silencio. Bien están los minutos de silencio. Conciencian a la sociedad. Pero de esos minutos deben surgir propósitos concretos, para padres y para profesores, de vivir más cerca de los niños y adolescentes, de escucharles, comprenderles, de reñirles si es necesario. Entonces sí; los minutos de silencio servirán para algo más que para un hecho testimonial.

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