¿Semana Santa sin plenilunio?

¿En qué año estamos? Ya sé que todos responderán que en 2015. Pues no es seguro

19 mayo 2017 22:28 | Actualizado a 22 mayo 2017 18:03
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El gran Papa Francisco nos ha sorprendido con una insólita propuesta. Como si la máxima jerarquía católica no tuviera sobre su mesa complicados asuntos, aparece una propuesta, en mi opinión, sorprendente. Dice el Papa Francisco que la celebración de la Resurrección del Señor, según caiga el primer plenilunio de primavera es algo relativo y que se podría celebrar a fecha fija, por ejemplo, el segundo domingo de abril. Y, por consiguiente, el Domingo de Ramos sería el primer domingo de abril.

La propuesta anterior me invita a una profunda reflexión histórica. La Iglesia desde siempre y también ahora, según pone de manifiesto el pensamiento del actual Papa Francisco, ha sido determinante en la fijación del calendario. El calendario gregoriano actualmente utilizado de manera oficial en casi todo el mundo, es un buen ejemplo de ello. Su denominación viene dada en razón a su promoción por parte del Papa Gregorio XIII, mediante la bula Inter Gravissimas y vino a sustituir en 1582 al calendario juliano, utilizado desde que Julio César lo instaurara en el año 46 antes de Cristo (a.C.).

Pero la reflexión me lleva más lejos. Invito a mis lectores a que respondan a la siguiente pregunta: ¿En qué año estamos? Ya sé que la mayoría me responderá que en 2015. Pues no es seguro 2015. Al tratar de cronología se habla de años a.C. o después de Cristo (d.C.), aunque conocí a un insigne filósofo, profesor de la facultad de Ciencias Económicas de Barcelona, Manuel Sacristán Luzón, conocido por sus posiciones contrarias al franquismo y, en más de una ocasión, injustamente sancionado que, en sus concurridas clases, siempre hablaba de años antes o después de nuestra era.

Porqué ahora se pone en duda 2015. Pues en la ciudad suiza de Ginebra, capital del arte de medir el tiempo, Andreas Dettwiler, experto y profesor de Nuevo Testamento en la Facultad de Teología de la Universidad ginebrina, después de profundos estudios ha llegado a la conclusión de que el año cero, origen de nuestra era, se encuentra en la horquilla de los años -6 a -4, es decir, entre los años 6 y 4, antes de nuestra era o lo que es lo mismo a.C. Pero no vayan a pensar mis lectores que por ello pasan a tener de 4 a 6 años menos de edad, sino que su edad seguiría siendo la misma y habrían nacido entre 4 y 6 años antes y ahora, eso sí, estaríamos en el año 2009 ó 2011.

Con tales estudios, el experto citado y otros especialistas, establecen el comienzo de nuestra era entre el año 6 y el año 4 (a. C), es decir, un poco antes de la muerte de Herodes, en el año 4 antes de nuestra era. Lo que podría denominarse año cero de nuestra era, se estableció a lo largo del siglo VI, según los cálculos realizados por el erudito monje Dionisio el Pequeño. En 2012, en el tercer tomo de su trilogía, consagrada a la infancia de Jesús, el Papa Benedicto XVI, reconoce que el monje Dionisio el Pequeño, se equivocó en sus cálculos, aunque no concreta exactamente cuando tuvo lugar el nacimiento de Jesús, ni la jerarquía eclesiástica, hasta el momento, se ha pronunciado al respecto.

Según los expertos, en los relatos evangélicos sobre la infancia de Jesús, los evangelistas Mateo y Lucas, refieren algunas contradicciones. Indican que el nacimiento tuvo lugar en Belén de Judá, en tiempos del Rey Herodes I el Grande (Mt. 2,1), Rey de Judea, nacido en Ascalon, hoy Ashkelon, en el año 73 (a.C.). Elevado al trono por los romanos en el año 37 (a.C.), moriría en el año 4 (a.C.). Hay que tener en cuenta que en la obra “En el mundo en el que vivió Jesús” de Hugues Cousin, doctor en Teología y profesor de Exégesis, Teología y Griego Bíblico en el Instituto Católico de Lyon, refiere que la población tenía una esperanza de vida corta, entre 30 y 35 años, con gran mortalidad infantil, aumentada por una tendencia al infanticidio.

De otra parte, parece que Jesús nació en Nazareth, en Galilea. La apelación por el evangelista Lucas al censo de Quirinius y a un viaje de San José a Belén, la villa de David, sería una forma literaria que inscribe a Jesús en una perspectiva mesiánica y que responde a las citas de los profetas. Según Dettwiler, es probable que fuera retenido en Nazareth. Hay que tener en cuenta que se habla de Jesús el Nazareno, un niño de Galilea. En realidad Belén sería, por encima de todo, un concepto teológico.

Pero volviendo al principio, si Semana Santa se establece a fecha fija del calendario, sería preciso ajustar éste al año 2011, 2010 ó 2009, aunque todos nosotros seguiríamos contando la misma edad.

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